La transformación del niño de 'Billy Elliot' para interpretar a un neonazi

  • El filme, estrenado en verano, cuenta la historia real de un neonazi arrepentido.
Fotograma de la película 'Skin', protagonizada por Jamie Bell.
Fotograma de la película 'Skin', protagonizada por Jamie Bell.
Maven Pictures
Fotograma de la película 'Skin', protagonizada por Jamie Bell.

Lejos queda ya la imagen del niño angelical que en el año 2000 encandiló a todos con la película Billy Elliot. Ahora, con 33 años, el actor Jamie Bell se ha convertido en un intérprete camaleónico al aparecer casi irreconocible en la película independiente Skin, estrenada este verano.

El filme está basado en hechos reales: Bell encarna a Bryon Widner, un neonazi que abandona el movimiento skinhead e intenta cambiar su vida. Tal y como ha contado el actor en una entrevista en Variety, para poder interpretar a Widner tuvo que sufrir una transformación física: engordó 9 kilos, necesitó prótesis en la nariz y dientes y tatuajes falsos por todo el cuerpo.

"Me afeité la cabeza, quería aumentar de peso todo lo que pudiera. He estado delgado toda mi vida. De adulto nunca he pesado más de 65 kilos", ha relatado. Para engordar los 9 kilos realizó una dieta a base de comer helado y todo tipo de grasas como mantequilla de cacahuete. "Comía toneladas y toneladas. Me resultó difícil", ha reconocido.

Para dar más realismo a su personaje, Bell pasó algo menos de una semana con el auténtico Bryon Widner, actualmente en el programa de protección de testigos. "Fue un momento intenso, él estaba muy dispuesto a ello, me presentó a su familia. Hablamos mucho en su garaje, donde fumábamos probablemente tres paquetes de cigarrillos en dos horas. Le hice todas las preguntas posibles que se me ocurrieron y luego no volvimos a hablar más", ha recordado.

Respecto a los tatuajes que lleva en la película, el actor ha explicado que eran idénticos a los de Widner y debía llevarlos todo el día e incluso a veces dormir con ellos. "Si sabíamos que al día siguiente iba a estar en manga corta me pedían que me los dejara, así que muchas veces me acostaba con ellos, salía a cenar... No podíamos permitirnos limpiarlos y volver a ponerlos", ha asegurado.

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