Un mes en la ‘colina de los mosquitos’

  • Los 67 hindúes cumplen un mes en el monte ceutí.
  • El relevo en la Delegación ha dado esperanzas a los inmigrantes.
  • Los hindúes se ven afectados por picaduras de mosquitos.
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Hindúes en montes ceutíes.
Hindúes en montes ceutíes.
J.O.
Hindúes en montes ceutíes.
Devorados por el hambre, el hastío, los sueños frustrados y ahora los mosquitos, los
67 hindúes que habitan los bosques en las inmediaciones del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes -CETI- cumplen un mes de resistencia silenciosa con la que pretenden que la Administración central se replantee su situación y les permita
trasladarse a la península para así lograr la residencia en Europa.

Un mes después de que decidieran por iniciativa propia abandonar el centro del Jaral ante el peligro de deportación que pendía sobre ellos, sus rostros comienzan a ser familiares para los ciudadanos. Es sencillo encontrar a Kuldup Singh meditando en la Marina o a Jatinder Pal Singh acudiendo al templo hindú.

El relevo al frente de la Delegación del Gobierno ha dado ciertas esperanzas a los hindúes. La amenaza de la Ley de Extranjería, desatada por Jenaro García-Arreciado, podría ser el argumento esgrimido también por José Fernández Chacón para cortar las alas de esa ilusión colectiva que supone conseguir un empleo en la península y enviar dinero a casa.

Temerosos de que la marcha de cinco de sus compañeros en el campamento improvisado de la ‘colina de los mosquitos' se haya tratado en los medios locales como una deserción, Jatinder explicó qué ha sido de ellos: "no han decidido esperar a que se tramiten sus expedientes en el CETI, sino que la familia de dos de ellos les han pedido que desistan en su aventura y otros tres sufren fiebre y necesitan medicinas".

Con un té con leche recibieron los habitantes de los bosques a Carolina, una voluntaria belga de una ONG con sede en Burgos que visita al grupo desde hace unas dos semanas. Junto a ella Raquel, otra persona que hace lo que puede desinteresadamente, dan compañía, llevan alimentos y sobre todo conversan con ellos, algo que no puede sustituir el hambre pero puede hacer que se olvide un rato.

Superado el primer mes en los bosques, se enfrentan a la ‘colina de los mosquitos'. "Lo próximo, pronto lo conoceremos", dicen. Sin embargo, lo más importante es que no desisten y mantienen la seguridad en sí mismos. Tal vez se encuentren débiles por la mala alimentación y el insomnio, pero cuando hablan de la península hay algo que se enciende en sus ojos.

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