Así ha informado la DO Binissalem este jueves en una nota de prensa. De las 571 hectáreas inscritas -con 112 viticultores y 12 bodegas-, se han obtenido 425 toneladas de uva blanca y tinta, cuando el año pasado se vendimiaron 1.611.

La vendimia se inició el 13 de agosto, con las variedades más tempranas, Moscatel y Chardonnay. Arrancó tres días antes que la campaña del 2018, y, según la DO, "en general, el desarrollo de las cepas llevaba unos diez días de retraso".

En el mes de mayo, después de analizar los datos climatológicos del otoño, invierno y primavera, se elaboró un informe para justificar la autorización del riego, debido a la sequía.

En las viñas de secano, que no disponen de riego, se han aplicado prácticas culturales para tratar de minimizar los efectos de la falta de lluvias y garantizar el desarrollo de las cepas y la maduración de la uva.

"En general, en las últimas campañas, marcadas por las elevadas temperaturas de los meses de verano y el déficit de agua, se observa un efecto negativo sobre la producción, hecho que no sólo afecta a la DO Binissalem, sino que es un hecho generalizado en España y en Europa", han avisado.

Desde la DO han puntualizado que en los últimos días, en algunos puntos de Mallorca se han registrado lluvias torrenciales, pero en los municipios de la DO Binissalem, sólo se han registrado unos 15-20 litros por metro cuadrado. Con todo, acompañados de un descenso de las temperaturas y viento, estas lluvias han sido beneficiosas para las viñas y apenas han incidido en las tareas de vendimia.