Frente a 'MasterChef' y 'Gran Hermano'... 'Días de cine' en 'prime time'

  • Una opinión de Carlos García Miranda, escritor y experto en televisión y cultura pop.
Escena de la película 'Los 400 golpes', de François Truffaut.
Escena de la película 'Los 400 golpes', de François Truffaut.
Les Films du Carrosse
Escena de la película 'Los 400 golpes', de François Truffaut.

Hoy tendría que contaros que estrenan Master Chef Celebrity y Gran Hermano VIP. Seguro que ambos nos dan buenas alegrías en forma de audiencia y gifs, aunque, para mí, el de cocina tiene mucho más mérito. No deja de sorprenderme que se haya logrado cargar de tensión un programa en el que tan solo están cocinando platos que, desde el otro lado de la pantalla, ni se huelen ni se catan, pero eso no impide que el espectador lo viva como si estuviera en juego su propia cena.

El casting siempre tiene aciertos, el jurado funciona como un tiro, la realización tiene tantos cortes como una peli de Tarantino y la música es digna de infarto. Vamos, que tiene todos mis respetos, igual que Gran Hermano VIP, aunque en ese me resulte más complicado entender la clave del éxito. El caso es que esta noche también ponen en televisión algo que, cada día más, es una rareza: cine. Hoy, encima, cine clásico.

Los 400 golpes, el debut de François Truffaut con el que ganó en Cannes en 1959, se emite hoy en Días de Cine en su versión Días de Cine Clásico de los miércoles en La 2. Este año ya han puesto delicias como Mi tío, Doce hombres sin piedad, El Tercer Hombre, Besos robados o La chaqueta metálica. El formato original de Días de Cine (viernes a las 20:30 en La 2), dirigido por Gerardo Sánchez y en esta nueva temporada con presentadores itinerantes del audiovisual, está a punto de cumplir los veintiocho años en emisión. Eso es casi un milagro en un panorama en el que el cine en prime time no parece que tenga ya mucho hueco.

La cosa viene de Franco. Resulta que nosotros no podíamos ir con el horario de los ingleses como nos tocaba, sino que mejor con los alemanes de Hitler. Aquel capricho del dictador hizo que los horarios españoles quedaran un pelín trastocados y que la hora de cenar se retrasara hasta la salida del sereno. El rato de después en el que sentarse delante de la tele ahora se llama prime time y es la franja más preciada por ser la que mejor pagan la publicidad, así que las cadenas se guardan para ese momento sus productos estrella. Antes empezaba a las nueve y algo, pero ahora te pueden dar las once y que no haya arrancado.

Hay quien apunta como segundo culpable del retraso del prime time a Médico de familia. Los primeros capítulos no duraban los 70 minutazos de serie española a los que nos hemos malacostumbrado (al fin parece que la cosa está cambiando), sino que tenían un formato más lógico que ni llegaba a la hora. Lo que pasa es que los de la serie de Emilio Aragón descubrieron que si alargaban podían meter más publicidad, es decir, ganar más pasta, y también que la gente se quedaba a verlo hasta que terminaba.

Total, que empezaron a hacerse series de televisión para prime time tan largas como películas, así que esas empezaron a necesitarse menos, que baratas no salían porque había que comprarlas en pack de varios títulos. Además, la producción propia siempre aporta su punto a una cadena que todo queda en casa. Encima, el acces prime time, que es la franja que va por delante, se fue alargando porque resulta que programas como El Hormiguero salían hasta más baratos.

Total, que si la hora fuerte empezaba casi a las once de la noche ya una peli entera no te ibas a poner, ¿no? Eso y que ya no tenemos tiempo para estar centrados en una única cosa. Por la noche estamos viendo la tele al mismo tiempo que hacemos la tortilla y vemos stories de Instagram. Mejor una serie con muchas tramas, que si te despistas y te pierdes en una te reenganchas a otra.

El caso es que, entre unas cosas y otras, el cine casi ha desaparecido del prime time. Tampoco sé si alguien lo echa de menos, que ahora tenemos plataformas en las que encontrarlo todo, y también las pocas salas de cine que aún no han convertido en gimnasios con butacas reclinables. Igual lo mío solo es nostalgia porque, mucho antes de que existiera Whatsapp, un miércoles por la noche la televisión era el único sitio en el que podías encontrar una película de esas que te cambian la vida. Por si acaso, os recomiendo echarle esta noche un ojo a Los 400 Golpes. En la película no sale ningún famoso, pero más bonita no puede ser.

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