Dicen que el amor no conoce fronteras, y eso es lo que debió pensar este lunes Alberto cuando descubrió que su cita en First dates era la argentina Marcela: "Que sea de un país diferente al mío no es inconveniente. Es graciosa su forma de hablar, mezcla de argentino con malagueño", reconoció el valenciano.

Él fue el primero en llegar al restaurante de Cuatro, y le comentó a Carlos Sobera que trabajaba como director de exportación en una empresa, pero que "mi hobbie es la poesía". Y añadió que "un poeta no necesita siempre una musa, también puede escribir de sus vivencias pasadas o de futuros que le gustaría vivir".

También le contó al presentador que, pese a estar divorciado, se consideraba afortunado en el amor ya que su exmujer "era la chica ideal en el momento inadecuado y por eso no funcionó. Aun así, me considero una persona afortunada en todos los aspectos de la vida", señaló.

Al poco llegó Marcela: "Soy normal, pero me muevo en un ambiente pijo o que hay mucha tontería, es verdad, pero yo no soy pija", admitió al presentarse. "Málaga es como un pueblo y nos conocemos todos, sé que venir aquí me va a costar que me pongan verde, pero me da igual ", admitió.

Durante la cena hablaron de sus trabajos, de sus hijos, pero en un momento dado la argentina confesó que se fijaba más en el físico de sus parejas que en el interior: "Tampoco quiero un panoli que no sepa sumar dos y dos son cuatro, pero el físico es importante. La gente miente, puede que existan mujeres a las que les guste el cerebro, pero a mí no".

Al final, Alberto reconoció que tendría una segunda cita con Marcela porque "aparte de ver que es una persona inteligente, también se asemeja a lo que busco y me gustaría conocerla más". Pero la argentina no estaba de acuerdo con él y no quiso volver a quedar: "No lo haría como pareja. Me has caído fenomenal, me lo he pasado muy bien, pero no me veo contigo", concluyó.