La falta de baños públicos en Málaga es notable. Pero ahora se convierte también en un conflicto laboral. Los vigilantes de 10 parques públicos de Málaga capital reclaman que se habiliten unos aseos donde puedan satisfacer «lo más noble que hay en este mundo»: descargar el vientre.

Un total de 16 guardas deben aguantar sus necesidades ocho horas al día. «Si vamos al baño de una cafetería nos pueden despedir por abandonar el puesto de trabajo», indica uno de los empleados que prefiere ocultar su nombre. «Además, las cinco vigilantes precisan un sitio donde cambiarse la compresa o el tampón si tienen la menstruación».

Por protestar, se concentraron el miércoles en el parque de La Coracha, ataviados con pañales. Denuncian que tampoco tienen linternas ni móviles, un material que el Ayuntamiento obliga a la empresa (Grupo Control) a facilitarles.

Desde la compañía aseguran que van a informarse sobre si el aseo lo tiene que poner ella o el Consistorio y niegan el resto de carencias.

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