A pesar de que los 26 miembros de la tripulación del pesquero (13 españoles y 13 africanos) se encuentran en buen estado de salud, su patrón, Ignacio Abal, ha asegurado a los periodistas, con lágrimas en los ojos, que habían recibido un trato "muy vejatorio".

Abal relató cómo el proyectil de un lanzagranadas lanzado por los piratas somalíes entró por una de las portillas del buque, atravesó por babor todo el puente de mando y salió por estribor.

El abatimiento y el hastío se reflejaban en los rostros de los marineros españoles instantes antes de subir al Boing 707 de las Fuerzas Aéreas en el aeropuerto internacional de la capital de las islas Seychelles. Previamente, tuvieron que pasar por un reconocimiento médico y les dieron tranquilizantes.

Tras una escala técnica en Egipto para repostar combustible, el avión ya se dirige a la base militar de Torrejón de Ardoz (Madrid), donde llegará entre las siete y las ocho de la mañana de este miércoles hora española. Descansarán en Madrid y después tomarán un avión regular con destino a sus respectivas ciudades de origen.

Guerra a la piratería

Por su parte, el secretario de Estado español para las Relaciones con la UE, Diego López Garrido, ha declarado que confiaba que en que los Veintisiete acepten implicarse con la ONU en la creación de una fuerza naval "contundente y disuasoria" contra la piratería, un fenómeno, ha dicho, que "afecta a los intereses generales de la Unión".

"Hoy las soluciones a la piratería están empezando a concretarse, ayer (por el lunes) en las Naciones Unidas y hoy en Luxemburgo", aseguró López Garrido a su llegada al Consejo de Asuntos Exteriores de la Unión Europea en el que por primera vez se debatirán, a iniciativa de España, posibles respuestas comunes a los asaltos piratas como el sufrido por el atunero español Playa de Bakio.