Al más puro estilo Donald Trump (esto es, a través de Twitter, de imprevisto y con exclamaciones al final del mensaje) el magnate detrás del imperio Tesla y Space X, Elon Musk, ha vuelto a poner sobre la mesa la idea de bombardear Marte con armas nucleares para hacerlo un lugar habitable.
Musk ha vuelto a dejar caer, aunque esta vez de forma más críptica y ligada al marketing (la única novedad es que ha creado camisetas con el lema "nuke Mars"), una idea que ya planteó cuatro años atrás en una entrevista en televisión.
Entonces, después de ser preguntado por cómo lograría transformar Marte en un planeta habitable, dijo que habría que calentarlo y para lograrlo, afirmó, la forma más sencilla sería "soltar armas termonucleares sobre los polos".
La idea de terraformar Marte, es decir, "transformar el ambiente marciano en uno más apto para la existencia de vida terrestre" parece una cosa de ciencia ficción. Y es así porque, precisamente, proviene de ese género.
Este concepto apareció por primera vez formulado como tal en 1942 en un relato corto titulado "Órbita de Colisión", escrito bajo seudónimo por uno de los pioneros de la ciencia ficción, el estadounidense Jack Williamson.
Una idea de Sagan
Casi 30 años después, el celebérrimo divulgador científico Carl Sagan publicó un artículo científico en el que especulaba más seriamente con esta posibilidad.
En él, Sagan hipotetizaba que si se lograra vaporizar la capa helada del polo norte marciano se produciría una atmósfera que incrementaría la temperatura terrestre por la emisión de gases de efecto invernadero y aumentaría enormemente la posibilidad de que pudiera existir agua líquida, una condición imprescindible para la vida tal y como la conocemos.
Desde entonces, la literatura científica se ha planteado esta posibilidad varias veces, todas ellas con una conclusión clara: es imposible con la tecnología actual.
Una de las últimas investigaciones en este sentido fue publicada hace un año en la revista Nature Astronomy. En ella, una pareja formada por un geólogo y un astrofísico, revisaban la posibilidad de terraformar Marte con los datos más recientes de que se dispone sobre el planeta y rebaten explícitamente la idea de Elon Musk.
El trasfondo científico de la idea del magnate es heredero de la hipótesis de Sagan. Siguiendo este planteamiento, si se lanzaran bombas termonucleares sobre el hielo de los polos de Marte, por efecto del calor provocado por la explosión, el CO2 sólido almacenado en ellos se transformaría directamente en gas que sería emitido a la atmósfera. Por acción del efecto invernadero producido por el CO2 emitido, la superficie de Marte se calentaría a un nivel suficiente como para permitir la presencia de agua líquida.
Sin embargo, la cosa no es tan sencilla. Según los cálculos del estudio, aun colocando todo el CO2 sólido que hay en los casquetes polares marcianos en la atmósfera seguiría haciendo falta alcanzar una concentración del gas 50 veces mayor para lograr la presencia de agua líquida de forma estable.
Aunque alcanzar esa concentración de CO2 es "teóricamente posible", "no hay pruebas que sugieran que haya cantidades de CO2 tan grandes disponibles" en todo el planeta, afirman los autores del estudio. Y aunque existiera, liberarlo iría "más allá de lo que permite la tecnología actual".
"Terraformar Marte es, por tanto, imposible en el futuro previsible utilizando las reservas de CO2 disponibles en el planeta", zanjan.
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