Llega el domingo, vamos a hacer la comida y, sorpresa: nos falta un ingrediente fundamental. Solución: «bajar al chino» o a la tienda de la esquina. Esta acción, que se ha convertido en rutina en casi todos los municipios de Euskadi, se va a acabar.

La reforma de la Ley de Actividad Comercial, aprobada por el Parlamento vasco, obligará a todos los comercios de más de 150 metros cuadrados, unos 2.000 en todo Euskadi, a mantener la persiana bajada los domingos y festivos. Excepto ocho al año; además, el horario comercial se limitará a 72 horas semanales.

Hasta ahora, la restricción estaba destinada a las tiendas de más de 400 metros cuadrados. Sin embargo, en Euskadi existía un pacto no escrito, alentado por los sindicatos, de no abrir domingos ni festivos. De hecho, esta es la única comunidad del Estado en la que esto ocurría.

Hasta que llegaron los chinos. Éstos, al ver que la ley lo permite, no dudan en abrir todos los días y durante más horas que los demás. Y son ya unos 500. De ahí la necesidad de una regulación.

La nueva normativa entra en vigor este año y ya ha levantado polémica. Sindicatos, comerciantes y consumidores alzan la voz en su contra. Los dos primeros, porque la reforma beneficia a las grandes superficies, ya que «da libertad a los alcaldes para recalificar el suelo y crear así centros comerciales dentro de las urbes». Los usuarios porque se merman sus posibilidades de elegir.

«Vendo más los domingos»

Jiang Xin. Encargado de un supermercado, Getxo.

Con un limitado castellano, Jiang Xin (nombre ficticio), encargado de origen chino de un supermercado en el barrio getxotarra de Las Arenas, duda ante la reforma de la ley. «No tenía ni idea, pero no me gusta». Al poco de pensarlo un poco más, se ratifica: «no me gusta nada». La explicación radica en que «yo el día que más vendo es los domingos; no los sábados, ni los lunes: los domingos», asegura. Los clientes le dan la razón. «Es el único que abre y casi siempre falta algo», dicen.

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