Mohammad Ayan Ali, un niño de cuatro años, murió a finales del mes pasado después de que le explotara en sus manos una bomba que el pequeño cogió del suelo al pensar que era un juguete, según ha avanzado Yahoo.com.
Este hecho se produjo en el pueblo de Jabri, situado en el valle de Neelum, en Cachemira (Pakistán), una región inmersa en el coflicto India-Pakistán. Según las autoridades pakistaníes, la bomba era un dispositivo de racimo que no había explotado aún.
La familia del pequeño explica que intentaron quitarle la bomba de las manos a Mohammad, pero antes de que pudiesen hacerlo explotó.
El explosivo no solo causó la muerte del menor. Además, hirió a ocho de sus hermanos, a su madre y a un primo de Mohammad. Dos de ellos se encuentran en estado crítico.
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