El santo, uno de los más venerados de Italia, yacía hoy a la vista de todos en un santuario de Santa María de la Gracia, en la sureña de San Giovanni Rotondo, donde pasó gran parte de su vida. Una máscara de silicona cubría su rostro, demasiado descompuesto para ser mostrado.
El cadáver del Padre Pío, al que sus fieles atribuyen milagros y del que se dice que en vida presentaba estigmas (aunque se sospecha que se los provocaba él), fue exhumado el 3 de marzo tras 40 años y se halló en "buena condición". Desde entonces, un equipo de expertos médicos y bioquímicos ha trabajado para conservar y reconstruir el cuerpo.
El monje fue ataviado con un hábito marrón de capuchino y llevaba mitones, que usaba para cubrir la sangre de las heridas de sus manos. La máscara fue hecha por una compañía londinense que hace figuras para museos.
¿Fraude, o enemigo del diablo?
Assunta Antico, de 80 años, asistió a la Misa en silla de ruedas y cubierta con un chal del mismo tono marrón oscuro que llevaba el Padre Pío. "Tuve una apoplejía hace dos años. Quedé paralizada y quiero caminar de nuevo".Entre las historias que rodean al monje, que murió a los 81 años, está una que dice que
Sin embargo, fue acusado durante su vida y después de la muerte de fraude. Un libro del año pasado sugería que se hacía él mismo las heridas con ácido carbólico, algo que la Iglesia consideró falso.
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