Las excavaciones han tenido como objetivo conocer la situación actual de esta necrópolis, con el fin de identificar sus características tipológicas, constatar su estado de conservación y precisar su cronología.

Esta excavación arqueológica, coordinada por el Servicio Territorial de Cultura y Turismo, fue contratada a la empresa soriana Arquetipo, S.C.L., por un importe de 17.820 euros, y cuenta con financiación de los fondos FEDER (Fondo Europeo de Desarrollo Regional).

Los trabajos se han centrado durante el mes de julio en la actuación de un total de 60 metros cuadrados, distribuidos en nueve catas arqueológicas según los sectores, dispuestas conforme se identifican los restos en superficie.

En cuanto a los nueve enterramientos documentados, los esqueletos se disponen en decúbito supino, con la cabeza al oeste y los brazos extendidos a lo largo del cuerpo, colocados sobre simples fosas abiertas en el terreno natural, en ocasiones complementadas con lajas en costados y cabecera.

En algún caso, junto al finado se ha recuperado parte del ajuar que se depositó en el momento de su inhumación.

Las pertenencias se pueden adscribir esta área cementerial a época visigoda (en torno al siglo VI después de Cristo), si bien será un estudio más detallado de todo el conjunto el que permitirá precisar en mayor medida esta cronología.

Los trabajos han efectuado de manera paralela una prospección del entorno, con el fin de intentar localizar el asentamiento al que vincular el cementerio, así como un análisis de la ermita de San Miguel de Lérida para intentar una aproximación a su evolución constructiva.

Este mismo proyecto recopilará documentación archivística, alusiva tanto del templo como al despoblado, para recabar información sobre la ocupación del cerro en el que se encuentran los restos.