La UVA desarrolla un modelo que anticipa el comportamiento de la principal bacteria causante de gastroenteritis

  • La Universidad de Valladolid (UVA) ha desarrollado un modelo que anticipa el comportamiento de la principal bacteria causante de gastroenteritis tras estudiar cómo se adaptan cepas no patógenas de la bacteria 'Escherichia coli', habitante habitual del intestino que puede producir problemas gastrointestinales, a diferentes condiciones para combatir a sus 'hermanas' nocivas.

El resultado del estudio realizado por la UVA, en colaboración con las universidades de León y la Carlos III de Madrid, puede ayudar a la mejorar la seguridad de los alimentos, según ha informado la UVA en un comunicado remitido a Europa Press.

El problema "principal" de la bacteria es su presencia en algunos alimentos, ya que las versiones patógenas de E.coli tienen como reservorio al ganado vacuno, y, de ahí, mediante condiciones deficientes de limpieza y desinfección de locales y utensilios, y una manipulación poco higiénica de los alimentos, puede llegar a la cadena alimentaria.

Carnes mal cocinadas, productos lácteos no pasteurizados, verduras contaminadas y mal lavadas o agua contaminada podrían contener la toxina producida por esta bacteria, la mayor causante de gastroenteritis a nivel mundial, de hecho, en Estados Unidos y Reino Unido, donde el consumo de leche fresca es una costumbre culinaria, se ha producido un mayor número de casos de intoxicaciones por esta bacteria.

El equipo investigador ha estudiado a través de unos modelos matemáticos la variabilidad entre las cepas patógenas y no patógenas de la bacteria para describir su comportamiento.

Para ello se cultivaron diferentes cepas de E.coli tanto patógenas como no patógenas en un medio estándar de laboratorio, en leche y en jugo de carne, en los tres se intentaron asemejar situaciones bajo temperatura ambiente superiores a las de refrigeración (15, 20 o 25ºC) o bajo temperatura óptima para el microorganismo (30, 35 o 40ºC).

Después se calcularon varios parámetros de crecimiento de los microorganismos, como el tiempo de latencia (el que necesita la bacteria para adaptarse al medio) o la velocidad máxima de crecimiento, y, como resultado, el estudio ha demostrado que existe muy poca variabilidad entre las cepas patógenas y las otras no patógenas, ya que ambas tienen un comportamiento similar bajo las condiciones estudiadas.

"Sus valores en cuanto a sus tiempos de latencia y sus velocidades máximas de crecimiento son equiparables, por lo tanto, se pueden emplear los datos de unas para predecir el comportamiento de otras", ha afirmado el investigador principal, Emiliano Quinto.

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