El Dolmen de Santa Inés, un cementerio de 6.000 años en las entrañas de Bernardos (Segovia)

  • La segunda campaña de intervenciones arqueológicas en el Dolmen de Santa Inés, ubicado en el municipio segoviano de Bernardos, sigue dibujando la personalidad y costumbres de la gente que habitó esta zona hace 6.000 años. Lo hace a través de una tumba colectiva del Neolítico que es la primera de estas características que se excava en la provincia.
Dolmen de Santa Inés, en Bernardos.
Dolmen de Santa Inés, en Bernardos.
EUROPA PRESS
Dolmen de Santa Inés, en Bernardos.

El dolmen de Santa Inés, junto con los yacimientos de Matabuey (Nava de la Asunción), el castro de la Peña del Moro (Navas de Oro) y el Cerro de Tormejón (Armuña), articulan el 'Proyecto Eresma Arqueológico', que busca investigar el devenir de diferentes culturas asentadas en la zona desde tiempos "pretéritos", pero además, también apuesta por el uso del patrimonio arqueológico como herramienta "vertebradora" y "dinamizadora" del medio rural segoviano y "fuente de riqueza" que redunde directamente en el medio rural.

"Estamos ante la primera manifestación arquitectónica en tierras segovianas por parte de grupos humanos aferrados al terruño en todos los sentidos, ya que, además de ser pioneros en la domesticación de plantas y animales, comienzan a erigir este tipo de monumentos funerarios fruto de una nueva forma de entender el tránsito a la otra vida", apunta a Europa Press el director del proyecto, Raúl Martín Vela.

Y es que, según señala el arqueólogo segoviano, el Neolítico supuso una "revolución" en muchos sentidos, especialmente en la forma de entender las relaciones de estas primeras comunidades sedentarias con el paisaje en el que se asientan y su forma de transformarlo en su propio beneficio.

Este monumento megalítico se compone de un gran túmulo de tierra y piedra de unos 30 metros de diámetro, en cuyo centro se localiza armazón de piedra que conforma el dolmen.

"En la parte central se ubica la cámara funeraria, de unos 3 metros y medio de diámetro, compuesta por grandes bloques de pizarra que definen un espacio sepulcral de planta circular, donde las comunidades neolíticas sepultaban a sus seres queridos a lo largo del tiempo. El acceso a la cámara se realizaría a través de un corredor subterráneo delimitado por grandes piedras de cuarcita blanca cubiertas por un tejado de losas de pizarra gris de buen tamaño", explica Martín Vela.

Hasta la fecha, la provincia de Segovia, cuenta con unos pocos ejemplares megalíticos, si bien es el de Bernardos el primero en excavarse dentro de un proyecto de investigación que cuenta con el aval científico del Catedrático de Prehistoria de la UVA Germán Delibes de Castro y la asesoría en materia de conservación del catedrático de la Universidad Autónoma Joaquín Barrrio.

"El dolmen de Santa Inés va a suponer un antes y un después en la historia de las investigaciones acerca de este tipo de tumbas colectivas, vinculadas a un periodo prácticamente desconocido en nuestra tierra, por la excepcionalidad de este importantísimo monumento funerario. Por otro lado, sospechamos que no es la única tumba de estas características presente en este territorio, ya que gracias a la información aportada por Luciano Municio, arqueólogo del Servicio Territorial de Cultura de Segovia, hemos podido comprobar la presencia de nuevos túmulos muy próximos entre si", agrega el director del proyecto.

Los resultados hasta fecha, han demostrado que, una vez que las gentes del neolítico abandonan el dolmen, éste fue revisitado a lo largo de la prehistoria por otras culturas, en una especie de reconocimiento de la sacralidad del dolmen.

"Hemos encontrado en el perímetro de la cámara fragmentos cerámicos pertenecientes a dos periodos prehistóricos diferentes. El primero de ellos se corresponde con la cultura del vaso campaniforme (entre el 2500 y el 1800 a.C.), llamada así por la forma acampanada de los recipientes cerámicos dotados de una compleja y rica decoración. Posteriorente, y ya en la Edad del Bronce, en torno al 1700 a.C. gentes de la cultura Protocogotas también dejaron su huella en el monumento, depositando recipientes cerámicos ornados con las características decoraciones propias de este periodo", añade el arqueólogo segoviano.

COLABORACIÓN

Esta segunda campaña cuenta con el apoyo financiero del Ayuntamiento de Bernardos, quien está apostando decididamente por su patrimonio arqueológico, pero, además, un conjunto de empresas locales, han querido sumarse altruistamente, haciendo aportaciones privadas al proyecto como es el caso de Pizarras J. Bernardos, Naturpiedra, Pizarras Bernardos, CUPIBER y Avícola Segoviana. El patrocinio de Mónica Jimenez Galán de Cervezas Estrella Damm y de Bar Samda vienen a completar el elenco de apoyos a este proyecto arqueológico.

"Para el equipo del proyecto, está siendo una experiencia humana increíble, por el grado de implicación que las buenas gentes de Bernardos tienen con su patrimonio arqueológico, colaborando en las tareas de excavación, como es el caso de los miembros de la Asociación Cultural Apia, quienes todas las mañanas se desplazan al yacimiento a colaborar, participando activamente del proceso descubridor junto con compañeros arqueólogos procedentes de León Cantabria, Madrid y Valladolid y voluntarios de pueblos hermanos", agradece Martín Vela.

Los trabajos arqueológicos también contemplan el inicio de un estudio arqueoastronómico del dolmen de Santa Inés. "Por otros ejemplos estudiados, sabemos que, en el momento de construir estas tumbas, las gentes neolíticas planificaban la orientación del corredor que da acceso a la cámara con la salida y la puesta del sol en los solsticios y equinoccios. Este estudio está siendo realizado por Javier Gutiérrez, quien además de financiar el proyecto, se está encargando de realizar los cálculos para intentar definir los momentos del año en que estas tumbas eran visitadas, aprovechando el juego de luces que los rayos del sol hacían sobre las blancas piedras del corredor que daban acceso a la cámara funeraria", concluye.

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