La Guardia Civil de Ciudad Real destruyó el pasado miércoles siete cohetes antigranizo que habían sido localizados en una finca del paraje El Campillo, situada en el término municipal de Daimiel (Ciudad Real).

Según fuentes policiales, en la provincia de Ciudad Real se requisan cada año más de 50 artefactos de estas características.

Manuel Cucala Pérez, cabo primero y jefe de GDEX (Grupo Especialista en Desactivación de Explosivos), nos trasmite más información sobre estos explosivos que evitan tormentas de granizo.

Estos artefactos no están prohibidos, el problema es que es difícil acceder a ellos. Para adquirirlos es necesario tener un autorización por parte del Ministerio de Industria, que permita el manejo, transporte y depósito de los mismos, según apunta Cucala.

Una vez comprados, también se debe pedir permiso a la confederación hidrográfica de la zona (que no suele dar ninguno) y a la Subdelegación del Gobierno correspondiente.

Por ejemplo, en la Confederación Hidrográfica de Cuenca no se da ninguna autorización desde hace más de 20 años.

En consecuencia, los cohetes granífugos que la Guardia Civil encuentra fueron comprados hace décadas, cuando no estaba regulada su compra-venta.

Manuel Cucala explica que la propulsión del dispositivo viene provocada por una carga explosiva o eléctrica, por medio de pólvora, pila, o batería.

Una vez que el cohete alcanza una nube, explota y el contenido químico que lleva en su interior (yoduro de plata mezclado con algún material explosivo) provoca que el granizo se desintegre, ya que este material atrae las moléculas de agua.

Además, la explosión también desplaza la nube, por lo que no solo se evita la tormenta de granizo, sino que también provoca que la nube se aleje.

Cucala asegura que no es excesivamente preocupante, aunque sí que tendría un impacto negativo en la contaminación en las cosechas y en el agua, ya que el yoduro de plata se precipitaría junto a la lluvia.

Para él, el  problema más grave de estos cohetes, y la causa de su prohibición, es el peligro que puede conllevar su explosión  en la superficie.

Por ejemplo, en 2013 hubo un accidente en Daimiel, cuando un hombre quedó herido por emplear un cohete antigranizo sin formación ni autorización.