Un litoral elegante, natural y variopinto

La Costa Brava se ha distinguido desde siempre por ser una de las más elegantes del Mare Nostrum, presumiendo de un turismo de calidad y de alto poder adquisitivo. La realidad de la zona ofrece ahora posibilidades al alcance de los bolsillos más variados, aunque es cierto que  prevalecen los precios altos.
La Costa Brava es un entorno que incluye 200 kilómetros de litoral, con diversiones, cultura, luz, clima y gastronomía de mucho atractivo.
 
Las costas de Girona se distinguen por su diversidad:  hay pequeños pueblecitos marineros, como Cadaqués, famoso por ser residencia de Dalí; parques naturales, como el del Cabo de Creus; ruinas griegas y romanas, como Empúries; villas medievales, como Peratallada...
 
La Costa Brava tuvo tempranamente, respecto a otras zonas españolas, un gran desarrollo turístico que la dotó de modernas infraestructuras. Algo que hoy en día continúan ofreciendo y cuidando. Además, goza de un clima excelente y muy templado que atrae cada año a más personas, dado que no resulta nada agobiante.
 
Precios más bravos
 
Desde siempre, la Costa Brava se ha asociado a un turismo de clase media alta por sus elevados precios respecto a otras costas españolas. Sin embargo, siendo cara, está en línea con algunos precios del resto de costas. Por 840 euros por semana en agosto se puede encontrar un apartamento en Cadaqués, para entre 2 y 4 personas. O por 856 euros en Palamós, durante el mes de julio, un apartamento para entre 4 y 6 personas. 
 
Los alquileres vacacionales prácticamente se doblan respecto al resto del año, si bien no son especialmente económicos en ningún caso. Así, en Sant Feliu de Guixols, por ejemplo, un estudio de 42 metros cuadrados cuesta al mes 900 euros durante época normal, según Idealista. O un chalé en Calonge de 110 metros cuadrados sale por unos 3.200 euros al mes en su alquiler anual.
 
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