Acusar a los paparazzi de retocar sus fotos con el fin de hacerla más gorda le ha salido un pelín caro a Britney Spears. Se empeñó en querer demostrar su teoría subiendo imágenes a Instagram en las que aparece con una figura muy tonificada versus a las que se ven en los medios. Sin embargo, en su último selfie ha metido la pata.

La cantante de Toxic se hizo un selfie con la conocida falda de colegiala y la blusa blanca que usó en el videoclip de Baby One More Time para demostrar que después de tantos años el tiempo no pasa por ella. Y se esfuerza subiendo rigurosos vídeos de entrenamiento.... pero no, Britney, no nacimos ayer.

Si nos fijamos en la imagen, el cuarto de baño en el que está Spears aparece deformado a la altura de la cintura de la cantante… Fruto de un mal retoque en Photoshop del que se han dado cuenta sus fans y han comenzado a burlarse en redes sociales. La foto sigue en el Instagram de Britney, pero lo que ha hecho es bloquear los comentarios de la publicación.

Todo esto en medio de la teoría de conspiración en la que se asegura que la artista fue retenida contra su voluntad en un centro psiquiátrico. El padre de la cantante, Jamie Spears, quien supervisa su vida personal y sus finanzas, ha demandado por difamación a Anthony Elia, fundador de la web Absolute Britney, según TMZ.

En un post, Elia acusó a Jamie y su equipo de "usar sus redes sociales para retratar negativamente a la estrella y hacerle daño". En otras palabras, Elia sugirió que Jamie estaba haciendo que la condición de Britney pareciera peor de lo que era en realidad.