La lesbiana expulsada de la hermandad: "No me separarán de mi pueblo ni de mi Virgen"

  • Ha recibido muestras de apoyo de los vecinos durante la romería.
  • El vicario de la Diócesis de Ciudad Real en silencio mientras tanto.
  • Para María Rey Santos, la Iglesia necesita un "cambio maduro".
María Rey Santos (d), la mujer lesbiana que fue expulsada de la hermandad de la Virgen de la Encarnación de Abenojar (Ciudad Real)
María Rey Santos (d), la mujer lesbiana que fue expulsada de la hermandad de la Virgen de la Encarnación de Abenojar (Ciudad Real)
EFE
María Rey Santos (d), la mujer lesbiana que fue expulsada de la hermandad de la Virgen de la Encarnación de Abenojar (Ciudad Real)

María Rey Santos, la lesbiana de 54 años expulsada de la Hermandad de la Virgen de la Encarnación de Abenójar (Ciudad Real) por considerar el Obispado que su conducta ha sido "manifiestamente escandalosa", ha dicho hoy que esta decisión no la va a separar ni de su pueblo, ni de su Virgen.

María Rey Santos, que hoy ha recibido el apoyo de los vecinos de este municipio ciudadrealeño durante la celebración de la romería en honor de la patrona de Abenójar, la Virgen de la Encarnación, ha pedido hoy a la Iglesia que cambie "de una vez, si quiere unir en vez de separar a los cristianos". Esta mujer ha explicado que es necesario un cambio "maduro en la

Iglesia del siglo XXI" que no permita que existan exclusiones por motivos como los que a ella la han obligado a dejar su hermandad religiosa.

Tras la celebración religiosa, el párroco ha manifestado a los periodistas que no quería decir nada sobre la expulsión de María Rey de la hermandad y que lo que piensa prefiere guardarlo para él, "en mi corazón", ha dicho.

El vicario general de la Diócesis de Ciudad Real, Miguel Esparza, mantuvo una actitud similar a la del sacerdote y eludió realizar cualquier tipo de comentario. María Rey expresó su emoción por el apoyo que sus vecinos de Abenójar le han expresado a lo largo de toda la jornada festiva.

Su pareja, Dulce Fernández, ha lamentado lo que le está pasando a María y ha insistido en que el papel de la Iglesia debe ser "unir, y no separar". Algunas amigas de María, como Marta Espada y Juana González, vestían camisetas de apoyo.

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