En la década de los 50 Teófila Sasiaín era profesora de dibujo en el Instituto de Betanzos (uno de los primeros Institutos Laborales de Galicia). Empezó su carrera de forma brillantísima -llegaría a viajar a Londres becada por la diputación de A Coruña- pero algo se truncó por el camino y acabaría sus días en un centro psiquiátrico en el que murió en un momento indeterminado entre 1969 y 1978, en el anonimato y "sin el amparo y el cariño de su propia familia", cuenta una de sus compañeras de Betanzos.

En la misma época Elia Martínez (Madrid, 1931), que firmaba sus ilustraciones como Xelia, llegó a adornar más de doscientas portadas de aquellas novelas de pequeño formato que se vendían a 5 pesetas en los quioscos cada semana. Sería la única española invitada en la Primera Exposición Internacional del Women's Advertising Club de Washington en 1963. Cuando la fotografía empieza a apoderarse de las portadas, Elia se aleja progresivamente de la actividad gráfica.

Ellas son tan solo dos ejemplos de todas esas mujeres que desde finales del siglo XIX lucharon por abrirse un hueco el mundo de la ilustración en España y a quienes el Museo ABC recupera ahora del anonimato y rinde tributo a través de la exposición Dibujantas, abierta al público hasta el 29 de septiembre.

Sus comisarias, Marta González Orbegozo y Josefina Alix, han buceado durante meses en los extensos archivos de la colección del museo -que albergan más de 150.000 piezas- para seleccionar un total de 138 obras de 42 artistas (en total, 105 mujeres ilustradoras trabajaron para ABC y la revista Blanco y Negro entre 1891 y los años 90 del siglo XX). "El fondo que tiene el museo es enorme, vimos todo el trabajo que había de estas mujeres, que está estupendamente guardado, e hicimos una primera selección muy despacio eligiendo lo que nos parecía de mayor calidad", explica Orbegozo a 20Minutos.

Dibujantas visibiliza y reivindica el trabajo de todas estas profesionales que tuvieron que trabajar muy duro para vivir y ser reconocidas dentro del sector. "Las que abrieron camino, que son las mujeres de fin de siglo, tuvieron un acceso al trabajo público escasísimo y tenían que reunir una calidad enorme porque eran miradas con lupa para entrar a trabajar", aclara la comisaria.

La exposición, estructurada en orden cronológico, se divide en cuatro secciones: la dedicada a las pioneras que se atrevieron a dar los primeros pasos a finales del siglo XIX; las modernas que abarcan los años 20 y 30 hasta la guerra y "que adoptaron una postura vanguardista en la sociedad en una época brillante para las revistas ilustradas"; la que reanudaron el trabajo en el difícil periodo de la posguerra y una última parte dedicada al trabajo de las ilustradoras que se extiende desde la Transición hasta la década de los 90.

En un momento dulce, en que el libros como Frida de la ilustradora María Hesse ha superado las 15 ediciones y ha sido publicado en 12 países, o en el que el Premio Nacional de Cómic ha recaído por primera vez en una mujer, Ana Penyas, sorprenderá a más de uno el poder contemplar por primera vez estos pioneros trabajos de artistas como Maruja Mallo, Piti Bartolozzi, Coti, Marga Gil Roësset, Menchu Gal o Marga Gil Roësset.

"Mujeres que se abrieron camino duramente porque su obra era juzgada siempre comparativamente con la de los hombres y que para encontrar trabajo y que sus obras tuviesen visibilidad en las revistas tenían que ser muy buenas. Durante muchos años estas obras han estado perfectamente guardadas en cajoneras pero no se conocían. La ilusión que tenemos es que a partir de este embrión historiadores más jóvenes profundicen en este material y no se repita solo la historia con las cinco artistas conocidas de siempre", expresa Marta. Entren y descubran a estas pioneras.