Salvar al bucardo: historia de una 'des-extinción'

  • El documental "Salvar al Bucardo" de Pablo Lozano se estrena el 7 de junio en el Artistic Metropol de Madrid.
El bucardo es una subespecie de cabra montés que fue declarada extinta en el 2000 por la UICN.
El bucardo es una subespecie de cabra montés que fue declarada extinta en el 2000 por la UICN.
Javier García Diz / WIKIMEDIA COMMONS
El bucardo es una subespecie de cabra montés que fue declarada extinta en el 2000 por la UICN.

El bucardo (Capra pyrenaica pyrenaica) era una subespecie de cabra grande, con una imponente cornamenta y un denso pelaje, autóctona y emblemática de la cordillera de los Pirineos. Sin embargo, conoció un trágico final el 6 de enero del año 2000, con la muerte del último ejemplar vivo conocido.

La actividad humana, y más en concreto la caza intensiva, fue la causa del final del bucardo, a pesar de los numerosos intentos por conservar la subespecie especialmente a partir de los años 70. En la década de los 90, se constató que ya no quedaban machos de bucardo: todo estaba perdido.

Fue entonces cuando un grupo de científicos decidió probar algo nuevo: tratar de clonar al último bucardo.

Esta es la historia que cuenta el documental "Salvar al bucardo", dirigido por Pablo Lozano, que se estrenará en Madrid este viernes 7 de junio en el cine Artistic Metropol. El filme ha recibido ya varios premios en festivales de todo el munco, incluído el de MasterDoc Film Festival (EEUU) a mejor documental educativo y científico.

Trailer de "Salvar al Bucardo". Palocha Producciones / YOUTUBE

La cámara de Lozano refleja así este proyecto que fue el primer intento "exitoso" de clonar un animal extinto. Previendo la muerte definitiva de la subespecie, los científicos que luchaban por su conservación habían recogido biopsias del animal, preparando así el camino para intentar la clonación como vía para la des-extinción.

El experimento, que llevaron a cabo investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Agraria y Agroalimentaria (INIA) y el Institut National de la Recherche Agronomique Francés (INRA), consistía en obtener una secuencia genética completa de las células obtenidas en la biopsia e introducirla en la célula, previamente enucleada, de una cabra doméstica. Estas células, posteriormente, se "activaban" con electricidad y se insertaban en el útero de una hembra de cabra montesa.

Este procedimiento se ha intentado en varias ocasiones, pero con el bucardo se logró un hito: fue la primera vez, y hasta el momento la única, que se ha logrado llevar a término un embarazo de estas características y que se ha logrado "resucitar" a un animal extinto.

Sin embargo, hoy en día no existen bucardos vivos. A pesar de haber logrado el alumbramiento de un nuevo ejemplar, sucedió algo que evidencia uno de los problemas más señalados por los detractores de la des-extinción: la cría falleció a los pocos minutos de nacer por malformaciones en el aparato respiratorio.

La des-extinción, una idea controvertida

La idea de recuperar especies extintas es antigua, y durante años ha cautivado la imaginación de muchas personas, entre ellos numerosos biólogos. Está presente en muchas conocidas obras de ficción, que fantasean con la posibilidad de encontrarnos cara a cara con algunos de los animales que habíamos dado por perdidos, al más puro estilo Jurassic Park.

Quienes la defienden, especialmente, ven en ella la posibilidad de frenar la extinción masiva del Holoceno, que de acuerdo a la gran mayoría de la comunidad científica estaría teniendo lugar en la actualidad y a la que los humanos habríamos contribuído sensiblemente.

No obstante, muchas son las voces que critican los experimentos de desextinción. Independientemente de la técnica a intentar (existen tres: cría selectiva, clonación e inhibición genética), los detractores advierten del riesgo que conlleva la falta de diversidad genética y la endogamia que sería necesaria para hacer crecer la población de la especie desextinguida hasta cifras razonables, más allá de crear unos pocos individuos.

En el caso específico de la clonación, existe otro tipo de problemas adicionales. Por un lado, el índice de fracasos es aún altísimo y no se ha logrado crear ningún ejemplar des-extinto que se desarrolle con normalidad y alcance la madurez. Por otro, si las muestras se toman de animales ya mayores resulta difícil evitar crear embriones ya envejecidos.

Des-extinguir especies podría suponer también un peligro para el medio ambiente. En el caso de especies extintas hace miles o millones de años, podrían entrar en conflicto con los pobladores actuales de los ecosistemas que en su día habitaron (eso suponiendo que dichos ecosistemas continúen existiendo).

También, estos animales podrían actuar como un nuevo vector para la transmisión de enfermedades que origine graves epidemias o incluso pueden resucitar retrovirus erradicados, cuyo material genético haya quedado conservado junto al de la especie en cuestión.

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