La iniciativa, presentada este miércoles con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, forma parte de ReciPlàstic, englobada en el proyecto europeo PlastiCircle, que se desarrollará hasta el mes de octubre en València, antes de trasladarse a la ciudad rumana de Alba Iulia y posteriormente a Utrecht, en Holanda.

Como ha señalado el coordinador del proyecto y Responsable de Sostenibilidad del Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística (Itene) en València, César Aliaga, el objetivo final es que en 2021, cuando acabe el proyecto, se pueda aplicar en "la mayor cantidad de ciudades europeas posibles".

"'Plasticircle' quiere garantizar la economía circular del plástico al conseguir aplicaciones de alto valor para el plástico de envases que se generan en casa. El propósito de todo esto es recoger desde las casas más cantidad y calidad de plásticos", ha explicado.

Para ello, según detalla Aliaga, han desarrollado un contenedor inteligente que permite conocer a cada ciudadano "lo bien que separa los envases en casa". Primero, la persona debe registrarse en una web y, posteriormente, recibe una tarjeta con la que se dirige a cada uno de los 25 contenedores situados en Sant Marcel·lí. Los contenedores tienen un dispositivo que, al pulsar un botón y acercar la tarjeta, emite una pegatina que se debe adherir a la bolsa de residuos que se va a depositar en el contenedor.

REBAJA DE IMPUESTOS EN EL FUTURO

"De esa forma se sabe a quien pertenece cada bolsa y después se hacen unas caracterizaciones; según la cantidad y la calidad de cada una de ellas, se otorgan una serie de puntos, que posteriormente se pueden canjear. El futuro sería reducir las tasas de impuestos en residuos a aquellos que mejor lo hagan pero ahora en el proyecto piloto se trabaja con premios directos, como mochilas reciclables o un patinete eléctrico", ha detallado.

En València la tarea de supervisión del reciclado la desarrolla la empresa SAV, una vez que esas bolsas llegan a la planta de reciclado. "Allí se encargan de separar los residuos y ver qué hay dentro de las bolsas. Esa información se utiliza para conocer la puntuación del ciudadano, a través de una fórmula que ha desarrollado ITENE, con una serie de parámetros positivos y negativos, que dan una puntación", prosigue Aliaga.

Una vez analizada la bolsa, se envía un correo al ciudadano con los fallos que ha cometido. "Es un proceso holístico que permite solventar los errores que ahora se producían para que el ciudadano separe mejor en casa", destaca Aliaga.

"Hay fallos comunes -prosigue- en la bolsa de recogida de envases, como por ejemplo la inclusión papeles y cartones, que es un residuo que no debería ir nunca a ese contenedor. Gracias al piloto se consigue que los ciudadanos conozcan este tipo de errores comunes para que los eviten".

Aún así, desde Itene subrayan que el 70% de las personas que participan en el piloto "no tiene ningún fallo", cuando antes la tasa era del 50%, "con lo cual es una mejora considerable". El reto de 'Reciplàstic' es llegar a implicar a unas 500 familias de Sant Marcel·lí hasta que finalice en octubre, algo que esperan "superar holgadamente" porque hasta el momento hay inscritas 446.

"Este sistema es perfectamente extrapolable a otros residuos, se ha empezado con los envases pero se podría aplicar a residuos orgánicos, al contenedor marrón, al verde de vidrio e incluso al gris, de residuos mezclados, para intentar que residuos reciclables vayan ahí", ha manifestado Aliaga.

El proyecto surgió en 2015 desde Itene y para llevarlo a cabo "era necesario" contar con la participación de ciudades, gestores de residuos, centros de investigación e industrias recicladoras.

Por su parte el director técnico del centro de innovación de Las Naves Javier Ibáñez ha remarcado que, desde hace cuatro años, el centro de innovación municipal ha apostado por avances "que tengan en el centro a las personas". De esta manera, Ibáñez ha insistido que "el reto climático es uno de los desafíos fundamentales a los que nos enfrentamos y en los próximos años lo haremos con más crudeza en las ciudades y el planeta en general".

"En ese sentido el proyecto de intentar mejorar la economía circular de la gestión del residuo plástico, es un buen ejemplo de esta lógica. El objetivo a medio y largo plazo es que el plástico desaparezca pero en el durante, hay que intentar generar esa economía circular que minimiza las necesidades de extracción de nuevos materiales del planeta, que es finito y limitado", ha concluido.