La inspección se centra en el hospital Ramón y Cajal, donde una madre denuncia que su hijo, de 4 años, recibió en casa publicidad de un audífono tras unas pruebas de oído.

Por la publicidad

Ana llevó a su hijo al centro de especialidades Emigrantes (Hortaleza) y a un otorrino del Ramón y Cajal para unas pruebas de pérdida de audición. Días después recibió una carta de la óptica Sotoóptico para ofrecerle un aparato auditivo. "No les había pedido ningún servicio y sólo le habían atendido en la pública", dice en una carta a 20 minutos.

Esta mujer sospecha que "un médico ha filtrado datos privados". En el Ramón y Cajal aseguran: "El dato no salió de aquí". Sotoóptico niega tener datos de la Seguridad Social: "No tenemos acuerdos con médicos; enviamos información a nuestros clientes potenciales". La investigación determinará quién tiene razón.

"Datos protegidos especialmente"

La Agencia de Protección de Datos también investiga la posible filtración del historial. Los documentos sanitarios personales están "especialmente protegidos" por la Ley de Protección de Datos. Su artículo 7.3 dice que "sólo podrán ser cedidos cuando el afectado lo consienta expresamente", y el 7.6 restringe su acceso sólo a un "profesional sanitario sujeto al secreto profesional".