La reforma del aeropuerto de Bilbao no llega, y las goteras se multiplican

  • Los trabajadores del aeropuerto secan aprisa con servilletas porque la dirección quiere disimular.
  • «La culpa, de Calatrava».
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Perseverantes como un goteo. Son las averías del aeropuerto de Bilbao. La estructura del edificio es defectuosa desde su inauguración en 2000, las goteras son constantes y las obras para solucionarlo llevan meses de retraso. Aún no hay ni fecha para que den comienzo. O sea, que los viajeros, turistas y trabajadores de La Paloma seguirán sufriendo corrientes, goterones y charcos durante meses.

En época de lluvias, como ahora, la situación es lamentable. Hay decenas de goteras en la zona de salidas, en el pre embarque, en el embarque y en el pasillo entre el parking y la terminal. Pero claro, no hay que dar mala imagen.

«Como la consigna de la dirección es aquí no pasa nada, los trabajadores de limpieza tienen que secar los charcos a todo correr, hasta con servilletas», protesta José Manuel Lorenzo, delegado de CCOO en Aena.

Los responsables del aeropuerto no dejan poner carteles de cuidado resbala ni colocar baldes antiestéticos.

Quien lleva sufriendo el percal durante tiempo, refunfuña entre dientes:«Calatrava...» El arquitecto valenciano diseñó La Paloma con grandes problemas de estructura. Hace un año, Aena encargó a una empresa las obras de reforma, que presupuestó el arreglo en 7 millones de €.

Pero Calatrava intervino, y arrogando sus derechos de autor, obligó al aeropuerto a encargarle el diseño del arreglo. Tasó las obras en 42 millones, y cobró por ello 3,31 millones. Ahora, Aena debe adjudicar las obras a una empresa.

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