Tribunales.- Los policías locales de Cantillana acusados por agredir a una persona dicen que "se autolesionó"

  • La Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Sevilla ha acogido este lunes el inicio de la vista oral contra J.A.C.M. y a R.B.O., dos agentes de la Policía Local de Cantillana (Sevilla), acusados agredir en 2008 a una persona, cuyas iniciales M.L.P., que se resistió cuando los agentes fueron a darle el alto por saltarse una señal de tráfico, han declarado que el supuestamente agredido se infringió "el mismo" las heridas.
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En la vista oral, los agentes de policía acusados, a quienes la Fiscalía pide una pena de tres años de cárcel por un delito de lesiones con instrumento peligroso, han señalado que M.L.P., para quien el Ministerio Público solicita una pena de año y medio de prisión por un delito de atentado a la autoridad, es "un viejo conocido" de la Policía Local de Cantillana "al haber protagonizado incidentes como altercados en bares o haberse caído de su ciclomotor al estar bajo los efectos del alcohol.

Con respecto al día de los hechos, el 23 de diciembre de 2009, J.A.C.M. y R.B.O. han indicado que estaban junto con un tercer policía local en un dispositivo de tráfico cuando M.L.P. iba con un ciclomotor se saltó un semáforo e hizo caso omiso a las advertencias del tercer agente y de J.A.C.M. hasta que llegó a la altura de R.B.O. quien le recriminó que se había saltado un semáforo a lo que le respondió "que no se había saltado".

Posteriormente, han señalado que minutos más tarde, M.L.P. volvía de vuelta por ese camino, a lo que R.B.O. ha apuntado que le dio el alto y le indicó que estaba cortada la vía por la que había venido en esa dirección y le conminó a que se desviara por otra calle. Así, el agente acusado ha explicado que M.L.P. "aprovechó un descuido" para esquivarle y seguir por la vía cortada hasta llegar al punto de J.A.C.M. quien ha indicado que se puso en medio de la calzada para darle alto y que se tuvo que apartar "porque iba directo" a él y que si no se quita "le atropella".

Así, ambos agentes acusados han que "ante la peligrosidad para el tráfico y el colectivo" que era M.L.P., decidieron con el tercer policía local desatender el dispositivo de seguridad de tráfico y dividirse para buscarle y detenerle.

De esta manera, han reconocido que el tercer agente fue el que localizó al acusado que se saltó la señal de tráfico en un polígono industrial y avisó a J.A.C.M. y R.B.O. para que se acercasen a detenerlo. Continuando el relato, han apuntado que le pidieron la documentación del ciclomotor "porque al conocerle como era" si le iban directamente a detenerle "iba a ser peor".

En ese sentido, han señalado que M.L.P. les quiso dar las llaves de la moto a lo que le volvieron a pedir la documentación. Tras esto, han indicado que les ofreció una carpeta, y los agentes volvieron a reclamarle los papeles de la moto, a lo que respondió "tirando la carpeta al suelo".

A continuación, ha declarado que el tercer agente actuante "le pegó un pellizco" y lo tiró al suelo para detenerlo, y que en ese momento "forcejeó", se puso "a pegar patadas" a los agentes y comenzó a autolesionarse en la cara "moviéndola de un lado a otro contra el asfalto".

Así, una vez procedieron a su detención con la puesta de los grilletes, han señalado que M.L.P. presentaba "magulladuras y arañazos" por las lesiones autoinfringidas y que a la hora de meterlo en el coche para trasladarlo a dependencias policiales "opuso resistencia para no entrar en el vehículo".

Por ello, R.B.O. ha indicado que J.A.C.M. le dio un golpe a M.L.P. "en el bajo vientre" para que éste "se doblara" y que con la ayuda del tercer agente actuante lograron introducirlo en el coche.

"SE GOLPEÓ CON UNA PUERTA"

Posteriormente, los policías locales acusados han señalado que cuando introducían a M.L.P. en el edificio de la Jefatura, éste "de manera sorpresiva", se golpeó "de manera intencionada" con la cabeza con el quicio de la puerta de entrada, lo que le produjo una brecha en la ceja por la que sangraba abundantemente.

Por ello, han señalado que hicieron que vinieran servicios sanitarios para la comisaría y que el detenido, "que no paraba de moverse y de intentar golpearse con la paredes o con el mostrador", se mostró "muy alterado" y, mientras "profería insultos y amenazas", no dejó curarse por lo que decidieron trasladarlo a un centro sanitario.

Así, M.L.P. fue trasladado al centro sanitario, tal como ha declarado J.A.C.M., el detenido lió "lo más grande" al "pegar patadas", amenazar "de muerte a todos" que imposibilitó que pudieran curar sus heridas. Previamente, han indicado que se personaron dos hijos del detenido, quienes "se les explicó la situación" y colaboraron en la labor de "tranquilizar" a su padre al tiempo que le "recriminaron" su conducta.

Al respecto, R.B.O. ha señalado que, a tenor de que tenían que derivar a M.L.P. a un hospital de Sevilla capital para que le asistieran sus heridas y tras trasladar la situación al juez de guardia, decidieron ponerle en libertad.

"POR QUÉ ME HACEN ESTO"

De otra parte, ha declarado M.L.P. quien ha reconocido que los agentes policiales le recriminaron que no se podía circular con el ciclomotor por una vía concreta y que le espetó que "iba un momento a su casa" y siguió su camino.

Posteriormente, ha indicado que cuando los agentes le detuvieron, fue "muy rápido" y que "no le dio tiempo a reaccionar ni a poner resistencia". Así, ha detallado que tras pedirle la documentación y poner la carpeta que "contenía esa documentación" en el asiento del ciclomotor y caerse el suelo, el tercer agente le cogió del cuello y le tiró al suelo y procedió a detenerle, negando el hecho de que se autolesionara la cara.

De esta manera, ha relatado que posteriormente le llevaron a dependencias policiales donde le metieron "en un cuarto oscuro" y mientras R.B.O. "alumbraba con una linterna", J.A.C.M. "le pegaba con una especie de porra de hierro extensible".

Ante esta situación, ha reconocido que se puso "más nervioso" porque era la primera vez que le "pasaba algo así" y que no descarta que profirió insultos posteriormente, si bien ha subrayado que no paraba de preguntarse "por qué" le habían agredido.

TESTIGO NIEGA QUE SE GOLPEARA CON LA PUERTA

Tras la declaración de los tres acusados, ha sido el momento de iniciar la fase testifical con la declaración de un testigo que estaba presente en el momento que introducían a M.L.P. en la comisaría. Este testigo ha señalado que "vio claramente" porque estaba a diez metros de la puerta, que los agentes llevaban "a rastras" al detenido y que a la hora de introducirlo en el edificio policial y que "no se dio un golpe" con la puerta.

De otra parte, ha declarado un testigo que estaba presente durante la detención de M.L.P., con quien estaba hablando en el momentos de los hechos por una relación comercial que habían entablado. Así, este testigo ha señalado que en la detención los agentes "no le leyeron" sus derechos a M.L.P. y que "en ningún momento" éste puso resistencia ni se autolesionó.

De otra parte, han declarado dos hijos de M.L.P., quienes han indicado que el tercer policía actuante no les dejó entrar inicialmente y que cuando lo hizo vio a su padre y con "muchísima sangre" en la cara. En ese aspecto, han señalado que no vieron sangre en la puerta del edificio que sólo había sangre, en la silla y en la pared "donde se encontraba sentado esposado su padre".

En este sentido, han señalado que su padre estaba "muy nervioso" y que cuando estaba recibiendo asistencia médica "se dejaba curar a ratos" de lo alterado que estaba. Además, han subrayado que "en ningún momento" le recriminaron a su padre por su actitud.

Asimismo, uno de los hijos ha apuntado que R.B.O. cuando les explicó los hechos "dio dos versiones" distintas de la causa de las heridas indicando que "se había caído de la moto" y que se había dado "con el quicio o pomo de una puerta.

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