El dueño de los gallos de Cangas: "No los quitaré, debería haberse replanteado adquirir una finca al lado de un gallinero"

Ejemplar de gallo perteneciente a la raza andaluza azul.
Ejemplar de gallo perteneciente a la raza andaluza azul.
ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE CRIADORES DE GALLINAS DE RAZA ANDALUZA AZUL / MAPAMA
Ejemplar de gallo perteneciente a la raza andaluza azul.

Nunca el canto de los gallos dio tanto que hablar. Si este miércoles el dueño de una casa rural en Cangas de Onís culpaba a su vecino de azuzar de madrugada a estas aves para molestar a sus huéspedes y hundirle el negocio, es ahora el propietario de los animales el que se defiende y niega rotundamente estas acusaciones.

Fernando Villarroel, dueño de los gallos y de un negocio de rutas a caballo, desmiente estas insinuaciones en declaraciones a 20minutos y afirma que no se va a desprender de sus aves, a pesar de que una resolución municipal lo obliga a él y a otra vecina de la localidad asturiana a poner fin a la cría de estos animales por no disponer de las licencias preceptivas.

"Yo no voy a quitar los gallos ni las gallinas, voy a seguir con la actividad que tengo, que es de autoconsumo. Lo siento mucho si le parece mal", asegura en referencia al propietario del alojamiento rural, José María García, que denunció que los animales emitían ruidos "a las tres de la mañana".

Villarroel detalla que, en principio, "no es necesaria licencia ni explotación de ganaderos si el gallinero no cuenta con más de 50 reproductoras o 210 kilos de carne de peso vivo", pero admite que solicitará una autorización al Ayuntamiento si es necesario.

García relató a 20minutos que los gallos de su vecino no cantaban "a horas normales" y apuntó que estos sonidos eran "inducidos por el dueño de los animales de madrugada" como una forma de acoso para obligarle a cerrar el negocio. Ante esta situación, el hostelero solicitó una medición de ruido a la Consejería de Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, que arrojó que los gallos cantaban a intervalos desde las dos de la madrugada hasta las seis y media de la mañana con una presión sonora de 72 decibelios, por encima de los 50 permitidos por la ley.

"No ando buscando hacer mal a nadie"

Villarroel, por su parte, asegura que es "inusual" que los gallos canten a las tres de la mañana y que, si esto ha ocurrido en alguna ocasión, ha sido "de manera puntual", ya que lo habitual es que lo hagan al amanecer. A este respecto, sí reconoce que los gallos pueden despertarse y emitir sonidos cuando ven luz, porque se trastornan, pero sentencia: "A las tres de la mañana, yo nunca los he oído cantar".

En este sentido, recalca que él no tiene luz en la zona de la finca donde se encuentran los gallos, pero que García, por el contrario, sí que dispone de iluminación en su parcela que puede alterar a las aves. Asimismo, ante las acusaciones vertidas por el dueño de la casa rural de que Villarroel "revolvía a los gallos" para que cantasen y molestasen a los clientes, el propietario de las aves es tajante: "Nunca he encendido la luz a los gallos y nunca lo haré".

"Por la noche, para lo que tengo tiempo es para descansar y para dormir. No ando buscando hacer mal a nadie", se defiende.

Excrementos de caballo en la puerta de García

"Quita los excrementos dejados por sus caballos de toda la calle y deja los de delante de mi puerta sin recoger", relató el miércoles el propietario de los apartamentos rurales en referencia a Villarroel, quien lo niega rotundamente.

El dueño de los animales señala que sus caballos llevan años pasando por ahí, mucho antes de que García adquiriese la finca, y asegura que siempre limpian las calles por las que transitan los caballos sin excepción. "Mis caballos llevan cagando ahí desde que eso era una cuadra. Ni estamos dejando las cagadas delante de su casa ni estamos dejándole nada", afirma.

Sobre las insinuaciones vertidas por García de que Villarroel estaciona sus vehículos en el pueblo con la intención de perjudicar a los huéspedes de la casa rural, el dueño de los gallos asegura que él tiene sus propios aparacamientos. "Tengo un tractor, una desbrozadora y un remolque en propiedades privadas, no públicas. Por el contrario, él no tiene ningún aparcamiento, aunque debería por ley", asegura, al tiempo que recalca que él no se ha quejado de estas irregularidades.

Asimismo, Villarroel aprovecha para resaltar que los coches de los clientes del alojamiento rural impiden el paso del camión de la basura a las cuatro de la mañana en verano, que se ve obligado a pitar para poder continuar su actividad.

"Todo el pueblo está en su contra"

"Todo el pueblo está en contra de él, todo el concejo y parte de España también", sentencia Villarroel en alusión a García, que asegura que en la localidad no habían tenido "ningún problema" hasta que llegó. Además, apunta que el dueño del alojamiento tendría que "adaptarse" a la vida rural y sugiere que "tal vez debería haberse replanteado la adquisición de una finca al lado de un gallinero" cuando la compró. "Si hay una persona que no se integra y el resto del pueblo tiene una opinión, quizá el problema lo tenga él y no es que nadie queira cerrarle el negocio", propone.

Villarroel también se muestra desconfiado ante el modo en el que se midió el ruido producido por los gallos la noche del pasado 6 de febrero y asegura que solicitará una segunda evaluación. Critica que, cuando los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente realizaron las mediciones, él no había sido avisado, e insinúa que pudo ser el propio García quien "revolvió a los gallos para que cantasen" y obtener así los resultados que deseaba. "Igual estuvieron toda la noche haciendo ruido o pusieron la radio. Tal vez fue él quien encendió una luz para que los gallos cantasen, yo no lo sé", propone.

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