El plan de acción que se puso en marcha en 2018 se desarrollará en un máximo de 7 años y se dividirá en tres fases: las dos primeras tendrán una duración de dos años cada una y la tercera, de tres, según remarcan desde el Ejecutivo.

Las labores se centrarán ahora en la revisión y mantenimiento de los trabajos realizados en 2018, año en el que se retiraron más de 8 toneladas de plumero sobre una superficie de más de 1,3 millones de metros cuadrados de suelo, principalmente en las zonas occidental y central, así como en áreas en las que se considera prioritaria su erradicación: espacios protegidos, hábitats naturales de interés comunitario prioritario, marismas, etcétera.

Además, se ha incidido en las labores de prevención en espacios libres de estas plantas invasoras, se han retirado todos los ejemplares y poblaciones densas en zonas naturales del occidente, y se han erradicado las poblaciones con alta densidad de plumeros en la Zalia y los polígonos de La Lloreda (Gijón) y Bobes (Siero).