Hasta la plaza Cruz de humilladero se acercaron varios agentes que pudieron comprobar cómo un individuo estaba encaramado a la torre del templo y se afanaba en tañer las campanas para estupefacción y perjuicio de los vecinos.

“No me bajo de aquí hasta que no termine”, gritaba J. D. J. desde lo más alto de la torre, mientras la policía forzaba una de las puertas del recinto para llegar hasta su privilegiada atalaya.

El espontáneo campanero, de unos 27 años y que trepó por sí solo hasta la torre, se mantuvo en su actitud al menos 15 minutos, por lo que tuvo tiempo de despertar a muchos vecinos. Cuando los agentes pudieron acceder hasta él, finalmente bajó por su propio pie según algunos testigos presenciales, comprobaron que se trataba de un sujeto -ataviado con una sudadera blanca con capucha- con las facultades mentales perturbadas.

Acto seguido, le acompañaron hasta su domicilio y tramitaron el correspondiente escrito para dar parte de lo sucedido al juzgado de guardia.