Espejos rotos, el ordenador destrozado, todos los útiles esparcidos por el negocio y un sinfín de pérdidas, obra de un solo hombre que quedó tirado en el suelo completamente ensangrentado debido a los cortes y contusiones que él mismo se había provocado.

Policía y servicios sanitarios se personaron en el lugar y nadie podía dar crédito a la escena que estaban presenciando. El agresor fue trasladado al hospital de la ciudad donde permanece ingresado.

Los testigos aseguran que ya le habían echado de otro establecimiento cercano por el estado en el que había llegado tras lo que se desplazó hasta la peluquería, adonde entró con el único objetivo de descargar su ira ya que en ningún momento pidió nada ni intentó robar.

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