En contra de la política de seguridad establecida por el Gobierno, los datos no estaban codificados. Además, las autoridades sanitarias no comunicaron los hechos a los pacientes afectados hasta el pasado jueves, un mes después del robo. ¿La razón? No querían provocar una alarma innecesaria, según han reconocido en un comunicado.
"Aunque el portátil estaba apagado y protegido con un 'password' [contraseña], de modo que recuperar la información confidencial requeriría una considerable sofisticación informática, el NHLBI reconoce que tal información no debía estar archivada sin encriptar en un portátil", señalaba Nabel en la nota.
En los últimos tiempos, se ha avivado en EE UU la polémica sobre la protección de datos sensibles. Según un informe publicado este mes por la Government Accountability Office (el organismo inquisidor del Congreso) sobre 24 grandes agencias federales, estas "siguen experimentando deficiencias significativas en el control de la seguridad de la información".
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