El nombre de la empresa es uno de los elementos clave y el más difícil de cambiar en un futuro.
El nombre de la empresa es uno de los elementos clave y el más difícil de cambiar en un futuro.
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La importancia de escoger un buen nombre para tu negocio

Ni todas las marcas son iguales, ni lo son sus nombres. A la hora de fundar una empresa, escoger cómo llamarla es uno de los aspectos más importantes, ya que este será clave para determinar el éxito que tendrá la compañía. Las grandes marcas perviven en la memoria de los clientes por su denominación, que les otorga reputación y fama, pero, ¿cómo llamar a un negocio? ¿Cuál es el nombre correcto?

El naming, es decir, el conjunto de técnicas que se emplean para denominar a una empresa, es una estrategia de marketing que suele pasar desapercibida y menospreciada cuando se crea un negocio. Pero es un error considerar a "el arte de llamar a las cosas" como una tarea que se puede dejar para el último día. El nombre otorga identidad, representa las ideas de la empresa, sus objetivos, servicios y, lo más importante: es el primer contacto con los potenciales clientes, la tarjeta de presentación.

Breve guía para triunfar en la elección

- Menos es más. El nombre debe ser corto, simple, preciso e intuitivo. Las marcas que perduran en la memoria no suelen superar las tres sílabas.

- Fácil de pronunciar. Huir de los extranjerismos te ahorrará muchos disgustos al escuchar a alguien intentar pronunciar tu marca, por eso es mejor optar por un nombre que se lea igual que se escribe. Si el negocio está enfocado al entorno digital, será más sencillo que los clientes adivinen la dirección del mismo.

- Ni demasiado obvio, ni demasiado enrevesado. El término medio es el mejor aliado para combinar originalidad con descripción de productos y servicios. Busca nombres que den pistas sobre lo que ofrece tu negocio y, sobre todo, que sean memorables y conecten a nivel emocional.

Otros aspectos a tener en cuenta

Antes de escoger el nombre, debes tener en cuenta que este es lo más complicado de cambiar en un futuro, por lo que la decisión que tomes debe ser firme. Y recuerda: nunca se debe elegir al final.

Además, debe representar a la empresa y el producto que ofrece, pero sin caer en la obviedad. Optar por la originalidad y el humor con una denominación llamativa puede ser una buena opción para desmarcarse de la competencia, teniendo en cuenta a tu audiencia: ¿Qué clientes buscas captar? ¿Qué quieres que evoque tu empresa?

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Una alternativa es organizar una reunión de brainstorming en la que se escuchen varias propuestas y elegir la que más te convenza. Aunque antes debes presentar en profundidad tu empresa, el mercado en el que se moverá, su sector, los potenciales clientes, proveedores, el producto, etc. Para nombrar algo, hay que conocerlo.

Tras escoger el nombre, o si no te decides entre varios, estos los puedes testar en un focus group. Estas sesiones proporcionan feedback ajeno a la compañía de parte de los futuros compradores, por lo que conocerás de primera mano las impresiones de tu audiencia.

Superado este paso, debes comprobar si el nombre escogido ya existe o si otra compañía ha registrado uno similar en la Oficina Española de Patentes y Marcas, así evitarás futuros problemas legales. Si vas a tener presencia en la red, es muy importante que adquieras tanto el dominio .com como el .es, para que los clientes no te confundan con otra empresa. Si reservas ambos, redirecciona el que no uses al oficial. Además, es importante abrir cuentas en varias redes sociales, no solo para ampliar tu clientela, sino para bloquear el nombre de tu negocio y asegurarte de que nadie más lo tenga.

Por último, recuerda que la paciencia es clave. Según los namers profesionales, escoger el nombre definitivo lleva una media de entre cuatro y seis semanas. Si sigues teniendo dificultades o, sencillamente prefieres dejar el asunto en manos de expertos, siempre puedes recurrir a las agencias de naming. Una apuesta segura por un presupuesto que oscila entre los 2.500 euros, dependiendo del proyecto y la empresa.