Hasta el demonio sale de procesión

  • Orihuela mantiene entre sus pasos la figura del maligno.
  • Se trata de una diablesa.
  • La figura no puede entrar a los recintos religiosos.
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Paso de "La Diablesa" de Orihuela
Paso de "La Diablesa" de Orihuela
Orihueladigital.com
Paso de "La Diablesa" de Orihuela
Ante el estupor y el asombro de miles de curiosos, que se agolpan en las calles de la alicantina ciudad de Orihuela, cada año aparece en Semana Santa un extraño paso compuesto por una cruz de la que cuelgan largos paños, rodeada de nubes y cinco ángeles. Su base es el centro de todas las miradas: en torno a una gran bola del mundo se abrazan
un esqueleto y una diablesa que en la mano porta una manzana.

La figura tiene más de tres siglos pero sigue suscitando el pasmo del profano. Fue en 1695 cuando los labradores oriolanos encargaron a Nicolás de Bussy un nuevo paso y éste recurrió a una iconografía que sólo tiene relación con algunas pinturas medievales del centro y norte de Europa. Por cierto, aquel encargo causó el endeudamiento de los agricultores solicitantes. Como en muchas otras imágenes, la '

Cruz de los Labradores', mucho más conocida como 'La diablesa', tiene una doble lectura: religiosa e iniciática. La primera nos señala el triunfo del cristianismo (la cruz) sobre los
placeres terrenales que simbolizan el mundo (la ambición), el esqueleto (la muerte) y la diablesa (la tentación). El género del demonio queda claro a través de la plasmación de sus
flácidos pechos y su figura está relacionada con
Lilit, reina de la noche, asesina de niños y seductora de hombres durante el sueño.

Aun a pesar de que el paso es el más antiguo de Orihuela, 'La diablesa' tiene vedado el acceso a la iglesia e incluso hubo años en los que no se permitió su exhibición, conformándose con desfilar en la procesión del Santo Entierro que se celebra el Sábado Santo. Esta celebración presenta además otro elemento exclusivo de la Semana Santa oriolana: el Caballero Cubierto.

Se trata de una destacada personalidad, elegida cada año por el pleno municipal, que vestida con frac y chistera goza de los privilegios de encabezar la procesión y de no descubrirse la cabeza al entrar en la catedral. Mientras 'La diablesa', a diferencia del resto de pasos, bordea la catedral y espera en la calle a la comitiva.

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