Los Testigos de Jehová son una denominación cristiana surgida a finales del siglo XIX en Estados Unidos que ha logrado una notable popularidad y cuenta hoy con cerca de 8,4 millones de fieles en todo el mundo y con presencia en 240 países, según los datos que el propio grupo publica en su sitio web, jw.org. Así, si bien no son la confesión mayoritaria en ningún país del mundo, sí constituyen una minoría significativa en muchos.

Los fieles de esta confesión rigen su conducta por una serie de dogmas religiosos que en ocasiones contrastan con los comportamientos de las sociedades en las que viven. Para los Testigos de Jehová recordar la muerte de Jesucristo es el acontecimiento más importante del año, y se hace a través de una ceremonia en la que se reflexiona sobre la importancia de su muerte, no de su resurrección.

A diferencia de otros grupos religiosos, los Testigos de Jehová no realizan actividades ni procesiones durante varios días de la semana y simplemente se recuerda la muerte de Jesús.

Los Testigos de Jehová cumplen el firme mandato de no celebrar ninguna fiesta que no se base en preceptos bíblicos, ya sea por tener orígenes paganos o en otras confesiones, conmemorar la vida de una persona (lo que incluiría el propio cumpleaños, aunque además los Testigos de Jehová le atribuyen una génesis pagana) o conmemorar acontecimientos políticos o sociales.

En su lugar las personas de esta fe celebran la muerte de Jesús, que conmemoran el día 14 de nisán (el primer mes, que coincide con el comienzo de la primavera) según el calendario lunar judío.

En España su presencia comienza en los años 20 del pasado siglo, con la llegada del primer misionero de esta confesión, e irían experimentando un lento pero firme crecimiento pese al desdén inicial de las autoridades religiosas católicas y políticas, hasta alcanzar los 114.544 miembros que hoy cuentan en sus filas.