El presidente francés, Nicolas Sarkozy, se declaró anoche "muy emocionado" por la acogida "unánime" y "entusiasta" que, según aseguró, ha tenido el proyecto de Unión por el Mediterráneo entre los 27 socios de la UE. El proyecto respaldado por los 27 busca reforzar la cooperación de la Unión con los países de la ribera sur del Mediterráneo, de Marruecos a Turquía.

Hoy la Unión Europea tomará la decisión formal "de transformar el Proceso de Barcelona en la Unión por el Mediterráneo", afirmó en rueda de prensa el mandatario francés, que negó haber tenido que rebajar sus pretensiones iniciales para embarcar a Alemania en la iniciativa.

Afirmó que el único cambio en la redacción actual frente a la proposición que presentó en campaña electoral para mejorar las relaciones entre la Unión Europea y los países del Mediterráneo ha sido el nombre "propuesto por el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero".

Siguen adelante las reformas económicas

Los líderes de la UE insistieron este jueves en que su agenda de reformas económicas sigue siendo válida en la incierta coyuntura actual, marcada por el riesgo de recesión en Estados Unidos y el ascenso imparable del euro, el petróleo y otras materias primas. Los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete dedicaron la primera sesión a analizar la situación económica, en una jornada en la que la moneda única marcó un nuevo récord frente al dólar (1,56), lo mismo que el petróleo (el barril de Brent superó los 107 dólares y el de Texas los 110).

Acuerdo para garantizar la seguridad energética

Además lograron un principio de acuerdo sobre posibles fórmulas para garantizar la seguridad del suministro energético a Europa, a través de la diversificación de las importaciones y el impulso de nuevas fuentes y tecnologías.

Los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete mantuvieron un "intenso" debate sobre este asunto, con intervenciones de la mayoría de las delegaciones, según explicó el presidente de turno del Consejo, el primer ministro esloveno, Janez Jansa. La UE apuesta por una "fórmula conjunta", centrada a corto plazo en la diversificación del suministro y a medio en la implantación de nuevas tecnologías y fuentes renovables que permitan a los Veintisiete ser menos dependientes de las importaciones energéticas.