Más vale tarde que nunca, o si no que se lo digan al Concello de Pontevedra, que ha tardado más de 40 años en gestionar el permiso de habitabilidad de un emblemático edificio de la ciudad. Todo comenzó el 13 de enero de 1965, algún funcionario municipal, que con toda seguridad lleva tiempo jubilado, abrió un expediente urbanístico sobre la enajenación de una parcela municipal, situada en la ladera que hay entre Reina Victoria y la calle Palamios.

El próximo lunes, más de 43 años después, la junta de gobierno local dará carpetazo a dicho expediente con la aprobación definitiva de la licencia de primera ocupación del apartotel que se ha construido en dicha finca. Se trata, aseguró ayer la teniente de alcalde y concejala de Urbanismo, Teresa Casal, del "expediente vivo" más antiguo de los que se manejan en el Concello de Pontevedra. "Un auténtico incunable administrativo", llegó a afirmar.

Un expediente que ha pasado por las manos de ocho alcaldes -Filgueira Valverde lo inició en 1965 y posteriormente sostuvieron el bastón de mando Ricardo García Borregón, Augusto García Sánchez, Joaquín Queizán, José Rivas Fontán, Javier Cobián, Juan Luis Pedrosa y Miguel Anxo Fernández Lores.

También pasó por las manos de al menos cuatro jefes del servicio de Disciplina Urbanística, y por él se interesaron hasta tres solicitantes.

La historia

El primero en pedir licencia fue Cesáreo Sánchez Alonso, que adquirió la finca e intentó abrir un restaurante. Inició la obra, pero fue paralizada todavía en la década de los sesenta y la estructura, especialmente la terraza superior que queda a la altura de Reina Victoria, se convirtió en un elemento más del paisaje urbano pontevedrés.

Tras muchos años dormido, el expediente se reactivó en 1991, a instancias de Michele Messina di Cecca, empresario venezolano afincado en Santiago. Entonces se solicitó licencia para construir un hostal-residencia, germen del actual apartahotel Dabarca.

No en vano, en el amplio expediente aparecen referencias a problemas concernientes al volumen edificado, a la urbanización de los espacios comprendidos entre el inmueble y el instituto Sánchez Cantón, a la construcción de una escalera para comunicar Reina Victoria con Palamios, al traslado de una fuente en la parte baja de la parcela...

Finalmente, la obra se legalizó con la instalación de unos tubos que disimulan las salidas de humos en Reina Victoria, y desde junio del 2006 funciona como apartahotel. Ahora, al fin, se cerrará el expediente que más polvo ha acumulado en el Concello.

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