Me dicen que usted tenía tal influencia que decidía cuándo se cortaba una calle...

No tanto, pero los comerciantes tienen que participar e informarse de todo. Estar en el día a día por si falta una rampa de madera o hay algún despiste. Por ejemplo, que se quiera hacer un tramo de obra en Navidad. La Administración tendrá que dejarlo para otro momento.

Entonces, habrá peleado alguna indemnización...

A nadie se le ocurrió pedirla. Las obras se hicieron por tramos y eso ayudó a que las calles no estuvieran mucho tiempo levantadas.

¿No será que los bilbaínos son menos quejicas?

Lo único por lo que peleamos fue para que el Metro tuviera una parada en el Casco Viejo que no estaba en el proyecto. Todos veíamos que nos iba a traer el progreso.

¿Y así fue?

El Metro se inauguró en 1997 y desde entonces nos traído clientes que antes no venían, también el tranvía. La estación del Casco Viejo es la segunda que mueve más viajeros, con más de seis millones al año.

¿Y esto también se ha notado en la caja?

En 2004 tuvimos los mismos diez millones de clientes que en 1998, cuando lo lógico es que fueran menos con la apertura de grandes superficies comerciales.

BIO

Lleva 24 años como gerente de la Asociación. Ha sufrido todas las obras: la rehabilitación del Casco Viejo, el Metro y el tranvía.