Cabrera y Castreño señalan la "normalidad y buen funcionamiento" de El Jueves con la reordenación

  • Después de la reciente intervención policial y de servicios municipales en el mercadillo popular de El Jueves para hacer cumplir la nueva reordenación promovida por el Ayuntamiento de Sevilla para este evento semanal, y con motivo de la nueva edición del evento celebrada esta mañana, los concejales de Seguridad y del distrito Casco Antiguo, Juan Carlos Cabrera, y de Comercio, Carmen Castreño, han defendido "el buen funcionamiento del mercadillo y el consenso alcanzado con los vendedores".

Los concejales han constatado que el mercadillo ha sido celebrado este jueves en la zona específicamente estipulada en la calle Feria y la plaza de Montesión, "para garantizar la seguridad, la accesibilidad y la convivencia en el barrio, con total normalidad y con gran afluencia de público".

"El trabajo de los últimos meses y el diálogo de las últimas semanas ha permitido alcanzar un nivel muy positivo de coordinación con los propios comerciantes, que se han implicado en la ordenación y que comparten la visión de que era necesario poner en valor y mejorar el mercadillo", han defendido los ediles, insistiendo en que las medidas aplicadas están destinadas a la "protección y puesta en valor de este mercadillo" centrado en antigüedades y objetos de segunda mano con cierto valor histórico o piezas de coleccionismo, elementos descatalogados tales como monedas, sellos, discos, "que lo diferencien claramente de cualquier otro mercadillo".

LA REORDENACIÓN DEL JUEVES

Como refleja la hemeroteca, allá por 2010, el Ayuntamiento de Sevilla y la asociación de comerciantes del mercadillo popular de El Jueves, cuyos orígenes se remontan al siglo XIII, firmaban un convenio de colaboración para que este mercado de antigüedades y objetos de segunda mano incorporase la identificación y delimitación de sus puestos de venta, regidos además por un horario determinado.

El convenio en cuestión regulaba la instalación de los 124 puestos de venta autorizados en 2001 por lo que a sus dimensiones, localización y "correcta identificación" se refiere, dado que ambas partes señalaban entonces que el "intrusismo" es uno de los principales problemas que afronta este mercadillo popular.

Además, las partes acordaban un horario concreto para la celebración del mercadillo, concretamente entre las 07,00 horas y las 15,00 horas de cada jueves del año, a excepción del Jueves Santo, mientras los comerciantes se comprometían a recoger debidamente los puestos de venta del mercado.

En ese sentido, fuentes municipales indicaban a Europa Press que desde entonces, este mercadillo popular se había expandido por diversas calles más allá de la calle Feria, incorporando algunos puestos de venta productos ajenos a las antigüedades y artículos singulares. Tal extremo, según el Consistorio, estaba suscitando incidencias en materia de accesibilidad, limpieza y convivencia, extremo por el cual en los últimos tiempos se propuso una "reordenación" del mercadillo para atajar tales problemas.

LA ÚLTIMA PROPUESTA

Según el Ayuntamiento, en la última reunión con la asociación de comerciantes del mercadillo popular de El Jueves se trasladó a los vendedores que para "garantizar" la accesibilidad, las vías de salida ante cualquier incidencia de seguridad y la convivencia, el mercadillo debía acotarse a la propia calle Feria y la plaza de Montesión, con sólo los 124 puestos reconocidos en 2010, extremo que comenzaría a ser aplicado desde marzo.

En ese sentido, y tras la mencionada y reciente intervención policial, saldada con la retirada de los puestos de venta no autorizados o instalados más allá de la delimitación estipulada, Francisco García, uno de los vendedores, manifestaba a Europa Press que no veía "viable" reducir el espacio con el que contaba este mercadillo, porque entre las antigüedades en venta figuran "cómodas, sillas, arcas y otros muebles" y con "dos metros" cuadrados por puesto, por ejemplo, no es suficiente. "Han reducido el espacio a la mitad", aseveraba.

El anticuario Ismael Páez, de su lado, reconoce que con la nueva delimitación dictada por el Ayuntamiento "hay menos espacio" para los puestos, pero apoya la idea de que era necesario intervenir en el evento para impedir la venta del género ajeno a las antigüedades y el coleccionismo y su expansión más allá de lo acordado, al objeto de "limpiar" el mercadillo y que recupere su "calidad".

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