Tras 20 años de vida, el Club Baloncesto Ciudad de Huelva está al borde del abismo y todo hace indicar que caerá a él y se consumará su desaparición si no lo impide alguien. De momento su directiva, las instituciones y patrocinadores no actúan y la voluntad de la afición no es suficiente para evitar un fatal desenlace que ya venía intuyendo.

Ayer la plantilla del club onubense explotó con más fuerza de nunca y comenzó una nueva huelga de entrenamientos, aunque en esta ocasión han manifestado que tampoco viajarán para jugar este viernes ante Burgos si no cobran todos las tres nóminas que se les adeudan, sin más promesas ni papeles, lo que puede traer unas graves consecuencias y sanciones por parte de la Federación Española.

El capitán del equipo, Antonio Morón, manifestaba ayer que "estamos hartos de promesas y nadie da la cara. Llevamos tres meses sin que el presidente aparezca por aquí estamos totalmente desinformados y no sabemos que es lo que va a pasar, así que estamos parados y hasta que no veamos el dinero estamos dispuestos a no viajar para jugar. Queremos soluciones ya, antes del partido de Burgos". "Además varios jugadores hemos tenido opciones de salir a otros equipos y no nos han dejado. Estamos cabreados y desilusionamos y no tenemos ganas de nada. Nos sentimos estafados".

Por su parte, la directiva, lejos de emprender soluciones y de apoyar a los jugadores lo único que ha hecho es reunirse para convocar una junta extraordinaria de accionista para el 7 de abril, en la que el tema principal es la propuesta de disolver la sociedad anónima deportiva que constituye el club, intención encabezada por Paco Bayo, presidente y máximo accionista. Con esta acción se liquidaría la entidad para saldar las numerosas deudas que se arrastran.

Para evitar la disolución el club tendría que acometer una ampliación de capital, mientras que para que plantilla, cuerpo técnico y empleados cobren los tres meses que se le deben, un grupo de aficionados está tratando de hablar con el Ayuntamiento y Cajasol, principales patrocinadores, para que intervengan. El consistorio municipal aprobó una subvención de 450.000 euros pero no tiene liquidez y ha dado al club un aval para pedir con él créditos a los bancos, pero ninguno está dispuesto, entre ellos Cajasol, que le reclama dinero de la temporada pasada, pero que tampoco ha firmado el convenio de la actual con el equipo.

Mientras todo esto sucede, el equipo continua agonizando en lo deportivo y trata de conseguir al menos tres victorias más para salvar la categoría. Ahora mismo es el peor conjunto de la LEB Oro tras acumular seis derrotas consecutivas. Se marcharon tres jugadores fundamentales como Oriol Junyent, Chris Hernández y Ross Schraeder y en su lugar han llegado Antonio Bustamante y Cameron Bennerman, por lo que ahora mismo el técnico Pepe Rodríguez sólo cuenta con ocho hombres, ya que para colmo el fichaje de Chris Heinrich ahora mismo está en el aire porque la Federación Italiana no mandó la documentación a tiempo y Ugonna Onyenke sigue lesionado.

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