Desde hace varios días se han convertido en una molestia ensordecedora a primeras horas de la mañana en la puerta del Edificio Consistorial: son la trabajadoras de Limasa, concesionaria de la limpieza de los colegios públicos, que depende del Ayuntamiento de Cádiz.
Setenta trabajadoras, algunas con más de veinticinco años de antigüedad, que no superan los 700 euros mensuales de salario. Esa es la situación que el comité de empresa y Autonomía Obrera querían poner sobre la mesa de la empresa y el Ayuntamiento, pero ambos han hecho oídos sordos. Así que ha habido que plantarse cacerola en mano a las puertas del Consistorio.
Las trabajadoras tienen los pluses de antigüedad congelados desde hace años. Por eso su sueldo no cree por ningún factor computable. Pero sobre todo les irrita que la alcaldesa no intervenga en un asunto que es competencia directa del Ayuntamiento y sí se implique de manera interna con otros colectivos que no pertenecen al Consistorio, como Delphi, Transportes Comes o el Cádiz CF.
De momento el Ayuntamiento parece aducir que la huelga tiene motivaciones políticas y no hay respuesta institucional. Pero las caceroladas y la protesta van a continuar todos los lunes, miércoles y viernes, según terminó de explicar a 20minutos.es una portavoz de Autonomía Obrera.
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