Desde el pasado mes de febrero, unas 9.000 niñas entre 13 y 14 años están recibiendo en su colegio la vacuna contra el virus del papiloma humano, causante del cáncer de cuello de útero. Esta medida, adoptada por el Gobierno vasco, pretende evitar la infección de muchas mujeres en el futuro. Pero hay discrepancias.
Muchas madres han acudido a ayuntamientos o sindicatos a pedir información sobre la conveniencia de la vacunación, a quejarse precisamente por la falta de información sobre la utilidad de la vacuna, e incluso a comentar la "falsa seguridad" que muestran sus hijas tras la administración del fármaco.
Unidas bajo una sola voz, varias asociaciones feministas de Euskadi, la Asamblea de Mujeres de Vizcaya y de Álava entre ellas, se han posicionado en contra de la administración de este fármaco entre las adolescentes vascas y exigen su retirada.
Esgrimen que en nuestra comunidad no hay epidemia de cáncer de útero, que la incidencia en Euskadi es de las más bajas del mundo, o que no ha sido estudiada suficientemente su eficacia en las niñas. "Además, por lo que hemos podido saber, en el 80-90% de los casos se produce la curación espontánea", señalan.
Proponen proteger a las niñas y adolescentes, "dejándolas crecer sin medicalizaciones imprevisibles e innecesarias". Otra reivindicación de estos colectivos pasa por "evitar que los procesos fisiológicos naturales de las mujeres sean tratados como patologías, y se mediquen con fines lucrativos por la industria farmacéutica"
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