La sala Ambigú nos tiene acostumbrados a presentarnos espectáculos difíciles, no por su mala calidad, sino por la obligación que le dan al espectador de ir con la mente abierta y con los sentidos bien despiertos.
Un ejemplo más de esta característica es la representación que nos trae este fin de semana a la ciudad la compañía Los Corderos con su Crónica de José Agarrotado (menudo hijo de puta).
La obra se desarrolla con dos únicos actores que, además, se encuentran en un espacio escénico casi vacío y con una sencilla luz que los ilumina a ellos y deja todo lo demás en la más profunda oscuridad.
Así, David Climent y Pablo Molinero, nos enfrentan a un reencuentro que podría ser también una búsqueda del interior de cada uno o del público, al que ambos se enfrentan cara a cara, sin maquillaje, sin vestuario, sólo la voz y la mirada.
La incomunicación en general es el tema en el que se basa esta representación de 55 minutos. En ella no se distingue entre qué es improvisación ni qué es guión.
Tampoco está clara la diferencia entre realidad y ficción, dos aspectos que se entrelazan.
La obra ha recibido el premio Aplaudiment Sebastiá Gash de Barcelona.
* Sala Ambigú. Sábado. 20.30 horas. 7,50 euros. Entradas a la venta en Casa Revilla.
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