En concreto, se trata de un agente de la Unidad de Seguridad Ciudadana (USECIC) de la Guardia Civil de Cáceres y representante de la AUGC en esta provincia, que en los últimos meses ha sido "perseguido con saña" por uno de los mandos "hasta lograr que haya sido sancionado con la pérdida de su destino en la Comandancia" de Cáceres.

Se trata del secretario general provincial de AUGC Cáceres, un agente con una "trayectoria intachable", al que un mando "prepotente acostumbrado a ejercer el poder con el viejo reparto de papeles entre fieles y disidentes" ha "perseguido" desde que llegó a la Comandancia de Cáceres, señala la asociación.

La "cacería" de este agente empezó, según explica AUGC a través de nota de prensa, cuando este mando llegó a la Comandancia de Cáceres y preguntó por el representante de la asociación en la provincia, y pronto comenzaron las "tiranteces en su relación laboral" cuando la asociación envió notas de prensa en las que criticaba asuntos como el incumplimiento de la jornada laboral o el no respeto de los descansos estipulados.

Una situación que se fue acrecentando hasta que este agente descubrió que "era el único de su unidad de USECIC que no percibía el complemento de productividad", y comenzó a darse cuenta de que "algunos compañeros se mostraban distantes hacia él, claramente influidos por este mando", señala.

Así, y tras otra nota de prensa en la que AUGC Cáceres denunció el pasado verano prácticas "poco éticas" de los jefes de la Comandancia de la Guardia Civil "desató definitivamente las hostilidades", y a partir de ahí "se recrudeció la persecución" hacia este agente, que sufrió "exageraciones sobre detalles irrelevantes" durante el servicio o acusaciones "directamente inventadas y apoyadas por el testimonio de mandos intermedios afines y agentes de su confianza".

EXPEDIENTE POR FALTA GRAVE

Con todo ello, se confeccionó hacia este agente un expediente por falta grave que ha culminado ahora con una sanción de pérdida de destino, lamenta AUGC.

Como consecuencia de ello, AUGC señala que este agente "ha sido desterrado de Cáceres, provincia donde vive desde hace treinta años", y donde se quedarán su esposa, que por motivos laborales no podrá acompañarlo, y sus tres hijas, una de ellas menor de edad.

"Esa es la consecuencia de haber luchado decentemente por los derechos de sus compañeros", así como de oponerse a la "arbitrariedad caciquil" de este mando que "pese a estar actualmente destinado en otra provincia, sigue manteniendo a su familia alojada en un pabellón de la Comandancia de Cáceres y continúa moviéndose en ella como si aún formara parte de ella".

Añade la AUGC que este mando "sigue contando con llave de la oficina y dispone de ella a cualquier hora", e incluso "aconseja a los suboficiales sobre cómo llevar la unidad, como si aún estuviese al mando de ella", y dispone de una plaza de aparcamiento techada oficial, asignada a los ocupantes de los pabellones.

Para la asociación, la "injusticia" cometida contra el secretario general provincial de AUGC Cáceres se agrega a "otros muchos precedentes que demuestran que la Guardia Civil todavía está lejos de ser una institución democrática y digna de un Estado de derecho".

Ante esta situación, la AUGC lamenta que "pese a los avances para los derechos sociolaborales de los guardias civiles conquistados por el asociacionismo profesional en la última década", en la Benemérita todavía existen mandos que "no conciben una relación laboral democrática y acotada por unas reglas de juego con los representantes de los trabajadores".

"CAÑA" AL SINDICALISTA

El "lema" de este tipo de mandos, añade AUGC, sigue siendo "el de dar caña al 'sindicalista', y lo llevan hasta sus últimas consecuencias para causar todo el daño posible, incluido el destierro de un agente y el desgarro de una familia", señala.

Finalmente, la AUGC ha recordado que es la asociación decana y la mayoritaria en el Consejo de la Guardia Civil, y cuenta con representación en todo el territorio español, en cada una de las unidades y especialidades del Cuerpo y viene liderando el movimiento asociativo desde la llegada de la democracia, cuando nació como un sindicato clandestino.

Su lucha por la democratización de la institución le valió en 2010 el Premio Nacional de Derechos Humanos que concede la Asociación Pro Derechos Humanos de España (apdhe).