Tribunales.- Senderistas que acudieron a la finca tras caer Julen dicen que el pozo no se veía a simple vista

  • Los tres senderistas que acudieron a ayudar a los padres de Julen después de que se produjera la caída del pequeño han declarado este miércoles como testigos en el Juzgado de Instrucción número 9 de Málaga, encargado del caso, para manifestar lo que vieron cuando llegaron al lugar.
Equipos de rescate trabajan en el pozo en el que cayó Julen
Equipos de rescate trabajan en el pozo en el que cayó Julen
EUROPA PRESS / ÁLEX ZEA - Archivo
Equipos de rescate trabajan en el pozo en el que cayó Julen

Julen cayó el domingo 13 de enero a un pozo de tan sólo 25 centímetros de diámetro y de algo más de 70 metros de profundidad. Su cuerpo fue encontrado a las 01.25 horas de la madrugada del sábado 26 de enero por los equipos de rescate que lo buscaban desde el momento del suceso.

Las tres personas que han comparecido fueron las primeras en llegar a la finca donde estaban los padres del pequeño, el dueño de la parcela y su pareja tras el suceso y avisaron a los servicios de emergencia ante el nerviosismo de los familiares. Según fuentes del caso, este miércoles han declarado que no recuerdan si había bloques de hormigón y que el pozo no se veía a simple vista.

Aparte de los senderistas, en estas diligencias del juzgado han declarado como testigos los padres del pequeño, quienes ratificaron lo manifestado previamente en la Guardia Civil, pero precisaron la ubicación de elementos en la zona y sobre todo en relación con el pozo. También ha comparecido la pareja del dueño de la finca.

Asimismo, está previsto que el día 12 declaren, también como testigos, el hombre que realizó el pozo, un ayudante de éste y el que hizo una zanja en la zona; mientras que el 13 irán guardias civiles que se encargaron de la investigación y Ángel García Vidal, ingeniero al frente de las obras de rescate.

El primero en declarar fue el dueño de la finca, David Serrano, pero éste lo hizo en calidad de investigado por un presunto delito de homicidio imprudente. Alegó, según su defensa, que era imprevisible la caída y se ratificó en que tapó el agujero con dos bloques de hormigón nada más llegar al lugar, así como que "se puso en manos de un profesional para que le gestionara" los trámites del pozo.

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