La operación, denominada 'Parany', se inició cuando los agentes intervinieron una pistola inutilizada que había sido modificada para hacer fuego real. Tras numerosas gestiones, se identificó y localizó a una persona que supuestamente se dedicaba a la manipulación ilegal de armas de fuego, contando para ello con elevados conocimientos y maquinaria especializada.

Los guardias civiles, tras el correspondiente mandamiento judicial, registraron un taller de la localidad de Torreblanca, donde hallaron 16 armas cortas y 17 armas largas -pistolas, revólveres, rifles, carabinas-, además de piezas fundamentales para la fabricación o modificación de armas, cañones, tambores, cargadores, agujas percutoras, punzones para troquelar marcas y numeración.

Asimismo, se han intervenido 6 kilos de pólvora, silenciadores,cañones, miras telescópicas, 6.800 cartuchos de munición diversa y deguerra y numerosas herramientas, entre la que destacan troqueladoras y fresadoras.

El 'modus operandi' consistía en obtener armas inutilizadas, que, tras ser desmontadas, eran modificadas para hacerlas útiles para el disparo. El sistema de fabricación de los cañones era artesanal pero muy perfeccionado. Otra de las actuaciones ilícitas era la de acoplar silenciadores a las armas de procedencia legal que servía para que no fuesen detectadas cuando realizaban fuego real.

MERCADO NEGRO

Posteriormente, las armas rehabilitadas eran introducidas en el circuito de armas ilegales y se ponían a la venta en el mercado negro. La investigación está siendo instruida por el Juzgado de Instrucción número 3 de Castellón en colaboración con la Fiscalía Provincial.

Esta actuación se enmarca dentro del Plan Integral de Control de Armas de Fuego que desarrolla la Guardia Civil, que es el cuerpo policial que a nivel nacional tiene encomendada en exclusiva la competencia sobre el control de las armas y explosivos.

Este servicio es el segundo que la Guardia Civil hace de este tipo en poco tiempo en la provincia de Castellón, ya que a finales de agosto de 2017 se explotó la denominada 'Operación Riadas', en la que se detuvo a siete personas pertenecientes a una organización criminal, asentada en Almassora, dedicada al tráfico ilegal de armas, y se intervinieron tres armas de fuego dispuestas para su uso, así como maquinaria y herramientas para la completa manipulación de las armas.