«Vivo desde hace más de cincuenta años en Torrefiel y todo el mundo nos tiene olvidados», así de indignado se mostró ayer Arturo Román, vecino del barrio.

Torrefiel , denuncian los vecino, tiene desde hace años varios solares, en las calles Juan Piñol, y Río Bidasoa que están llenos de basuras, muebles abandonados, así como de ratas, cucarachas y pulgas. «En verano con el calor el olor en insoportable» explica Rafaela Giner. Y_ello pese a que el Ayuntamiento hizo una limpieza integral del barrio el pasado mes de septiembre.

Vecinos sin papeles

Otro de los problemas con los que cuenta es la incertidumbre que rodea a la alquería de Falcó del siglo XVII así como a las dos naves situadas al lado de la biblioteca San Miguel de los Reyes, ya que han sido ocupadas por familias de inmigrantes sin recursos y los vecinos temen que se vuelvan a incendiar como ya ocurrió el pasado año.

La gente del barrio lleva pidiendo desde hace ocho años un centro de día en la calle Meliana, pero en su lugar hay un descampado.

Peor están los alumnos del colegio Antonio Machado, para acceder al centro tienen que atravesar un enorme barrizal. «En 2007 el Consistorio sólo invirtió en farolas» como apuntaron desde la asociación de vecinos.

Un parque con poco encanto

La plaza del Tosal del Rey tiene una enorme fuente que hace a su vez de váter, puesto que como pudo comprobar 20 minutos estaba llena de basura, así como de cristales rotos de la misma fuente. Y ello pese a que fue inaugurada hace dos meses. Los vecinos también se quejaron del mal estado del parque de la calle Domingo de Sayo (cercano a la fuente). « Mis hijas no vienen aquí a jugar porque en verano está lleno de pulgas y ahora de excrementos», afirmó una de las vecinas Soledad Martí.

OPINIÓN VECINAL

Miguel Ruiz - 79 años, jubilado.

«Los bancos de los pocos parques que hay en el barrio no son aptos para la gente mayor como yo. Además hay muchos descampados que la gente utiliza como vertederos para tirar muebles, y todo lo que no quieren en casa. La verdad que se tendrían que acordar de vez en cuando de este barrio. Existimos».

Rafaela Ocón - 34 años, ama de casa

«De este barrio poca gente se acuerda. Somos los propios vecinos los que tenemos que regar las palmeras y las pocas plantas que hay. Además el jardín que hicieron en Domingo Sayo tiene un espacio muy amplio para jugar a la petanca que los jóvenes utilizan el fin de semana para orinar».