Estos son los errores que cometes sin darte cuenta al lavarte los dientes

La cantidad de pasta no es proporcional a una mejor higiene bucodental.
La cantidad de pasta no es proporcional a una mejor higiene bucodental.
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La cantidad de pasta no es proporcional a una mejor higiene bucodental.

Por la mañana, después de comer y antes de irse a dormir. Esta es la rutina de higiene bucodental que la mayoría lleva a cabo para intentar combatir la aparición de sarro, la gingivitis y las temidas caries; y, para ello, solo hace falta un cepillo potente y una buena cantidad de pasta que deje un sabor de boca mentolado. Sin embargo, puede no ser suficiente para mantener una buena salud bucal, y menos si se tienen en cuenta los errores que la mayoría cometemos cuando nos lavamos los dientes y que pueden dejarnos expuestos a molestas enfermedades.

¿Qué errores cometo al cepillarme los dientes?

  • Apretar para acabar con la suciedad. A menudo se piensa que frotando con fuerza sobre las piezas y en su unión con la encía el resultado de la limpieza será mejor, pero lo único que se va a conseguir es desgastar el cuello dental, lo que conlleva la pérdida del esmalte y la aparición de grietas o caries que hagan peligrar la salud bucodental.
  • Frotar en horizontal. De manera inconsciente, el cepillado suele realizarse de forma horizontal, de tal manera que la suciedad puede acumularse en el espacio interdental, poniendo en peligro las envías. Para evitarlo, hay que combinar este movimiento con uno más suave vertical que ayude a desplazar los restos. Además, no hay limpieza completa si no se acaba repasando con el hilo todos los huecos.
  • Un enjuague es suficiente. La falta de tiempo lleva en innumerables ocasiones a realizar un enjuague como sustituto del cepillado, pero la acción del colutorio no es efectiva si no hay una limpieza a fondo, consiguiendo tan solo un aliento más fresco de forma puntual. Así, para conseguir una higiene completa, hay que cepillar los dientes con mimo, pasar el hilo dental con cuidado de no dañar las encías (o el cepillo interdental recomendado por el dentista) y, después, enjuagar con la solución que más convenga: para reforzar el esmalte, para la sensibilidad dental o para combatir la gingivitis.
  • En un minuto. Aunque no hay un tiempo determinado que asegure una buena limpieza, la realidad es que siempre debe ser superior a los tres minutos para cerciorarse de que se han cepillado todas las zonas (incluida la lengua). Además, el mínimo de veces diarias debe ser tres y sin excluir nunca el de la noche, pues al ser el momento de mayor inactividad, la acumulación de saliva y los restos de comida puede ser una combinación explosiva para perjudicar la salud de los dientes.
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