¿Qué es un síncope vasovagal y por qué se produce?

Las personas con problemas de tensión son más proclives a padecer síncopes.
Las personas con problemas de tensión son más proclives a padecer síncopes.
GTRES
Las personas con problemas de tensión son más proclives a padecer síncopes.

En 2019 conocimos la noticia de que un conductor de autobús sufrió un síncope mientras conducía, chocando contra un muro, un taxi y una moto, causando varios heridos. Esta semana, en pleno arranque de la vacuna contra la Covid-19 de Pfizer, varios medios de comunicación, incluido este, recogieron la noticia de que una enfermera estadounidense se desmayó en el momento de vacunarse debido a un síncope vasovagal. Con cierta frecuencia se oye eso de "ha sufrido un síncope", pero es más común escuchar simplemente que alguien ha sufrido un desmayo.  ¿Qué es un síncope exactamente?.

El síncope es algo que los médicos están acostumbrados a ver con mucha frecuencia y que está causado por una variedad de trastornos, habitualmente en sujetos completamente sanos.

Al más frecuente (se calcula que casi la mitad)  lo deberíamos llamar síncope vasovagal o reflejo.  Se trata de una pérdida de conciencia transitoria, de la que la persona es capaz de recuperarse de manera espontánea y que no deja secuelas.

Según explicó a EFE el doctor Francisco Vivancos, del Servicio de Neurología de La Paz, se produce cuando las frecuencias de nuestros latidos disminuyen (bradicardia), así que llega menos sangre al cerebro (hipotensión o tensión baja). Eso produce un mareo que, a veces, acaba derivando en el síncope, que no suele durar más de dos minutos. 

También es muy frecuente el síncope de origen desconocido (TIA o ataque isquémico transitorio), que suele darse en adultos sanos y también tiene buen pronóstico.

Pero el síncope puede tener también un origen cardíaco vinculado a cardopatías o neuronal. El primero suele darse en personas mayores de 65 años. En este caso no suele haber síntomas previos (nauseas, mareos o sudoración). En el neuronal puede tener como origen un ictus, una hemorragia, párkinson o una crisis epiléptica. En este último caso el paciente suele tardar en recuperarse.

Tras un síncope, en cualquier caso, conviene siempre comprobar mediante las pruebas oportunas que no hay un origen cardíaco o neuronal y los niveles de azúcar. Una hipoglucemia también puede derivar en esta pérdida de conciencia, por lo que las personas con diabetes de tipo 1 y tipo 2 deben extremar las precauciones.

Hay muchos posibles desencadenantes de un síncope, como el calor, situaciones de estrés o ansiedad, dolores intensos o una alimentación deficiente. Puede darse incluso tras un episodio de tos, tras orinar o defecar,  por permanecer largo rato de pie e inmóvil o, más raramente, por ingerir líquidos muy fríos.

Algunos medicamentos pueden favorecer su aparición, principalmente los que tratan la ansiedad, la hipertensión o el asma y alergias.  El consumo de drogas y alcohol también pueden derivar en un síncope.

Las personas  que de normal son hipotensas también deben cuidarse especialmente en este sentido, estar atentas a su cuerpo y, ante los primeros síntomas de mareo, detener las actividades que puedan entrañar riesgo, sentarse, relajarse e ingerir líquidos. Si es preciso, por supuesto, acudir a un médico.

Más información sobre los síncopes, en la Revista Española de Cardiología.

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