"No creo para nada en la ayuda humanitaria", defiende la valenciana de raíces guineanas. Por eso, como filántropa compagina su ajetreada vida empresarial con el enriquecedor proyecto de abrir bibliotecas en África, porque, al fin y al cabo, así fue como ella conoció el continente: "A través de los libros".

¿Está la sociedad actual preparada para una mujer empresaria o es tan machista como se denuncia?

Está preparada. Esta era de la información ha hecho que la gente esté expuesta a muchas más culturas. Cuando iba al colegio en España, era la única negra y venían a verme como si fuera un circo; todavía sigue siendo una excepción.

¿Hay más racismo en España que en EE UU?

Es difícil decirlo. Aunque no se hasta qué punto es racismo o clasismo. Porque tu nivel económico hace que la gente no te vea con un color.

Como empresaria de éxito, ¿qué diría a las mujeres que compiten con hombres por un puesto?

Vengo de un mundo en el que me decían: "Como eres mujer y negra, no te van a coger". Si pensara eso, me estaría restando puntos. Ellas tienen que tener claro que el puesto es suyo.

¿En quién se ve reflejada? ¿Ha tenido algún referente?

Oprah [Winfrey] es una de las mujeres que más me han inspirado, quizá por haber vivido en Estados Unidos. Mis padres también han sido fundamentales. Nunca me han dejado ser llorona.

Usted logró el sueño americano pero, ¿diría que está hecho para todo el mundo?

Está hecho para todo el mundo y existe en todos los países. La filosofía es la de la persona que sabe dónde quiere llegar y llega. Cualquiera que se traslada a otro sitio para montar un negocio ya está viviendo ese sueño.

¿Y cuál cree que es el sueño americano del pueblo africano?

El autogobierno; que no sigamos dependiendo de las antiguas colonias. Hacen falta muchos cambios en el continente y esos Estados Unidos de África son mi sueño.

¿Considera que la educación es la máxima inversión que debe hacerse allí?

Desde luego. Muchas de las personas que gobiernan en países africanos no tienen la educación ni están preparadas para hacerlo. Los sistemas que se están integrando en África no funcionan; hay que buscar una fórmula específica que se adapte a su cultura.

Precisamente, usted ha abierto varias bibliotecas en el continente. ¿Cómo nació este proyecto? En 2009 fue la primera vez que pisé África. Eso hizo que mi vida cambiara. Quise hacer algo por ellos y me di cuenta de que yo había conocido África a través de los libros. Así surgió la idea. El primer modelo, que falló, fue levantar una biblioteca y mantenerla durante tres años y, a partir de ahí, que ellos lo gestionaran. Cuando llegamos estaba abandonada. El segundo modelo, que está funcionando en Ghana, Kenya, Zimbabwe y Uganda, fue hacerlo en colegios. Ellos nos dan un aula y nosotros la llenamos de libros.

¿Hay interés de la población africana por la lectura?

Absolutamente. Es más, a los niños les encanta, en especial los libros de viajes y de otros países. Mandamos todo tipo de libros, no nos cerramos. Aun así, tenemos que ser sensibles, porque los padres en África tienen miedo de que sus hijos avancen mucho en su educación y no quieran volver a sus tradiciones. Por eso pensamos que el proyecto fuera un tema de familia y, como la tradición africana siempre les ha hecho contadores de historias, leemos para todos.

¿Ha tenido alguna experiencia interesante gracias al proyecto?

Un niño leyó un libro de energías renovables. En su pueblo no había electricidad y, a raíz de esto, contactó con empresas de paneles solares de EE UU y logró instalarlo en su pueblo.

Como emprendedora, ¿cuál es su próximo plan?

Ahora me dedico a las conferencias, marca personal, emprendimiento y coach. Uno de los últimos proyectos es el congreso Woman Now que se celebrará en España la última semana de marzo.

Nació en Valencia (1974), de ascendencia africana y educada en EE UU. Fue directora ejecutiva de la Cámara de Comercio España-EE UU. Es fundadora y CEO de BBES, agencia de desarrollo empresarial de Nueva York, y de BBALP, una ONG que promueve la alfabetización en África.