Según el escrito del fiscal, cuando ella se encontraba en la cocina, el acusado trató de tener relaciones sexuales pero ante la negativa de ella, él la golpeó y la agarró por los brazos, persistiendo ésta en su negativa.
En ese momento, "con la intención de infundirle un serio temor, intentó sacar un cuchillo del cajón de la cocina, por lo que, al ver peligrar su integridad física o su vida, la mujer accedió a tener relaciones sexuales".
El escrito de acusación del fiscal relata cómo el hombre la llevó "a rastras hasta la habitación, empujándola y golpeándose ella con la mesita en la nariz, teniendo que ir al baño para lavarse, pese a lo cual el acusado fue detrás de ella y volvió a conducirla hasta la habitación, obligándola a tener relaciones sexuales con penetración contra su voluntad".
El ministerio público considera los hechos un delito de agresión sexual y otro de violencia de género, con la circunstancia agravante de parentesco, por lo que pide una condena de 11 años de cárcel, prohibición de comunicación y acercamiento durante 14 años y libertad vigilada tras la salida de prisión de ocho.
Asimismo, pide que el acusado indemnice a su víctima en 13.000 euros por las lesiones, secuelas y daños morales sufridos, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria.
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