No hay colas, ni largas esperas, ni trámites farragosos. Para hacer pequeñas reformas en casa necesitamos tener un permiso que el Ayuntamiento concede de inmediato y que, sin embargo, apenas se pide.

La Gerencia de Urbanismo instauró hace varios años la fórmula de la licencia exprés, un permiso que se concede de forma instantánea a todo el que quiera hacer unos arreglillos en casa.

El sistema es sencillo: sólo hace falta dirigirse a la junta de distrito del barrio al que se pertenezca, presentar un proyecto y rellenar un escueto formulario. El trámite puede quedar solucionado en el mismo día.

El año pasado, las ocho juntas de distrito de la ciudad tramitaron un total de 1.053 solicitudes, una cifra baja en comparación con las obras caseras que se acometen cada año en la ciudad, a tenor de la demanda de las empresas especializadas.

Los profesionales del sector consultados por 20 minutos señalan que son ellos los que advierten a los clientes, «antes de iniciar las obras», de la obligación de contar con el permiso municipal. «Si no tienen licencia, no aceptamos el encargo, ya que el Ayuntamiento puede pararnos las obras en cualquier momento».

Fuentes municipales indican que «la gente no lo pide bien porque lo desconoce, o bien para evitarse el papeleo, que no es tal».

Arreglos sencillos

La licencia exprés se otorga a proyectos que tienen que ver con el mantenimiento interior de la vivienda, siempre que no afecten a la estructura: sustitución de solería, sanitarios, instalaciones eléctricas o tuberías.

Ahora bien, para tirar un tabique o poner una ventana en la cocina, por ejemplo, hace falta otro tipo de permiso que tarda unos tres meses. Estos expedientes son tramitados directamente por Urbanismo y requieren planos y un proyecto más elaborado.

Multas de hasta 120.000 euros

Otros de los motivos por los que no se suele pedir la licencia exprés es el de eludir las tasas municipales -suponen un 5% del coste total de la reforma-. Sin embargo, el atajo puede salir caro si lo detectan los inspectores de la Gerencia de Urbanismo o si nos denuncian los vecinos por ruidos o molestias.

En esos casos, la multa por carecer de permiso o por hacer unas obras distintas a las declaradas en el impreso oficial oscila entre los 600 y los 120.000 euros, en función de la gravedad y la reincidencia.