Año 2008.España se encuentra al borde de una de las crisis económicas más importantes de su historia, liderada por el pinchazo de la burbuja del ladrillo. Entonces, la tasa de abandono escolar temprano –el porcentaje de jóvenes de entre 18 y 24 años que tiene como máximo la educación secundaria– se encontraba en el 30,9%. Es decir, casi uno de cada tres jóvenes españoles dejaba de estudiar por, entre otras razones, el suculento sueldo que ofrecían sectores en auge como la construcción o la hostelería.

Diez años después, tras capear lo peor de la crisis y comenzar a recuperarse el empleo, el panorama es otro: la tasa de abandono escolar temprano sigue bajando y ha tocado en 2018 su mínimo histórico con un 17,9%, según datos de la última EPA.

"Con la crisis, los jóvenes decidieron permanecer en los centros educativos", apunta Pedro Badía, miembro de la Federación Estatal de Enseñanza de CCOO, como una de las razones de este cambio de tendencia, además de destacar que "las medidas que se tomaron con la implantación de la LOE están dando sus frutos".

Por comunidades autónomas, esta tasa se reparte de manera desigual. Mientras que solo un 6,9% de los jóvenes deja de estudiar una enseñanza de Bachillerato o de Formación Profesional –es la comunidad autónoma con la tasa más baja–, en Baleares y Andalucía el porcentaje aumenta casi 20 puntos.  Estos territorios están más relacionados con trabajos en construcción o en turismo, dos sectores que pueden hacer cambiar de opinión a los futuros estudiantes.

A pesar del buen dato, España sigue a la cola de los países desarrollados de nuestro entorno en este aspecto: los datos de Eurostat correspondientes al año pasado destacan que solo Malta supera a nuestro país en la Unión Europea en cuanto a tasa de abandono escolar temprano se refiere con un 18,6%.

El ministerio de Educación y Formación Profesional dirigido por Isabel Celaá se marcó como objetivo desde su llegada al Gobierno  conseguir una tasa del 15% para el año 2020, algo que solo se consigue con "una financiación adecuada", en palabras de los sindicatos.

"Es muy importante fortalecer el derecho a la educación para que nadie tenga que abandonar los estudios por emergencia social o motivos económicos", apunta Badía. "Y necesitamos una inversión educativa al nivel de los demás países". En el borrador de los Presupuestos Generales, la inversión en educación aumenta un 5,9% con respecto al año anterior.

Otro aspecto clave para conseguir el buscado 15%, según el Gobierno, es incentivar la Formación Profesional. La ministra Celaá destaco hace unos meses a que querían exportar el modelo vasco al resto de España: "Allí, lejos de estar denostada [la FP], está muy arraigada y tiene mucho prestigio. Los ciclos de formación de grado superior tienen una inserción laboral superior a la enseñanza general".

En el mes de septiembre, Pedro Sánchez presentó un plan estratégico junto a organizaciones empresariales y sindicales con el objetivo de "dar un impulso estratégico rápido y urgente a todo el sistema de FP como pieza clave para garantizar la fortaleza competitiva" en España.

Juan Rosell, presidente de la patronal CEOE, consideró entonces valorar la FP como "un tema prioritario". "No es ni mucho menos una segunda división respecto a la universidad", añadió.

El responsable de educación de Comisiones Obreras apunta  también a una mayor dignificación de estos estudios "No se puede mantener el discurso de que la FP está pensada para los malos estudiantes", denuncia Badía, y apunta a más apoyo del sector empresarial:"Los empresarios españoles deberían pensar en la Formación Profesional como una inversión ineludible", destaca.

Uno de los fichajes del nuevo gobierno socialista el pasado verano fue el del secretario de Estado de Educación, Doctor en Filosofía y Letras y catedrático, ya ocupó este cargo bajo el mandato de Zapatero y vuelve tras una etapa asumiendo la dirección de laUniversidad de Educación a Distancia (UNED).

¿Cómo valoran desde el Gobierno los datos de abandono escolar?

Creo que son unos datos positivos, porque el abandono temprano significa que gente deja la educación antes de lo que debiera hacerlo. Siempre hemos tenido una tendencia en España a que cuando se recuperaba el empleo juvenil volvía a ascender esta tasa.

El hecho de que en el 2018 ha habido un incremento del empleo juvenil y a pesar de todo el abandono haya descendido es una buena noticia. Creemos que hay una conciencia mayor del importante valor de la formación para conseguir empleo y, además, tenerlo de calidad.

La tasa de abandono sigue siendo desigual entre comunidades autónomas...

Sí, esto tiene mucha relación con las características no solo de la educación en cada territorio – eso sería una visión parcial–, sino del sistema productivo de empleo. El País Vasco, por ejemplo, tiene la tasa más baja y es la que más titulados en FP hay porque los jóvenes vascos la consideran un incentivo. Son factores que juegan uno a favor de otro.

En la medida en la que hay mas demanda del sistema productivo se valora más la formación y se demanda a los jóvenes para que se animen a obtenerla. Creo que es un elemento que hay que jugar conjuntamente el sistema educativo. Parte del problema histórico de tasas altas son también de los jóvenes que podían encontrar trabajo fuera de los estudios en el turismo o la construcción.

Desde el ministerio se han marcado como objetivo mejorar la FP.

Si comparamos los datos de titulación en estudios de secundaria postobligatoria con los países de nuestro entorno, los matriculados en Bachillerato son más o menos equivalentes a la media europea pero es sustancialmente más bajo el número de inscritos en la FP. Es verdad que llevamos unos años de crecimiento en el número de matriculados, pero falta mucho por llegar a los niveles que esperamos.

¿Es necesario dignificar este tipo de enseñanza en la sociedad española?

No creo que sea solo eso. En países como Alemania, la dignificación de esta formación viene de aspectos como los salarios que reciben. No es solo una cuestión de campañas para mejorar su imagen, que también habrá que hacerlas, sino que también desde el mundo empresarial se extienda socialmente esta conciencia.

Creo que se ha conseguido mucho en el ámbito de la FP de grado superior, pero todavía falta impulso en el grado medio.

¿Cómo pretende el Gobierno conseguir ese objetivo del 15% en 2020?

Es importante que hagamos actuaciones en un doble sentido: por un lado, tenemos que fomentar que los estudiantes obtengan la titulación secundaria, para que no les cierre puertas hacia la FP. Tenemos la responsabilidad de fomentar la igualdad de oportunidades y que una persona pueda titularse aunque abandonara los estudios en el pasado; y por el otro, hacer campañas en el ámbito del sistema productivo para que las empresas le concedan más importancia a la FP, que la vean como un atractivo.

El plan estratégico para impulsar la Formación Profesional que presentó el presidente Sánchez junto a los responsables de la patronal y los sindicatos llevaba el objetivo de adaptar esta formación a las nuevas demandas productivas.